jueves, 17 de diciembre de 2015

KABBALAH Y ÁRBOL DE LA VIDA

A: L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:.

Autor: Felas du Richard

Un dibujo dice más que mil palabras, reza el aforismo. Sin embargo,  un símbolo contiene más esencia que mil dibujos.  Su simplicidad, su sencillez, su profundidad y su fácil acceso a la memoria hacen de los símbolos los esquemas de comunicación ideales por naturaleza.

El lenguaje de los símbolos es universal, ventaja que facilita ser entendidos e interpretados en diferentes lugares sin impedimento alguno. La comunicación por medio de símbolos permite identidad, síntesis, exclusividad  y reserva.

Los símbolos representan para la mente mecanismos de cambio frecuencial, y para el corazón archivo de imágenes que guardará y utilizará para enviar códigos al cerebro y éste a la mente. La mente y el corazón tienen en el cerebro un recurso de interacción con el cuerpo de emociones y con el cuerpo físico junto con sus diferentes funciones fisiológicas.

Los símbolos son códigos que generan mecanismos de cambio; basta que los capte la mente para producirse el efecto deseado de acuerdo al contenido transmitido por cada símbolo. El primer  y más valioso símbolo a implantar en el vértice mental del hombre es el de su sagrada fusión con El Absoluto, Gran Arquitecto del Universo, D´s, el Padre, Primium Mobile o La Causa Prima, mediante  la energía krística implantada en el corazón de todos los soñadores dioses universales.

Visualizando nuestro  corazón vibrando mientras se pronuncia Su Nombre de acuerdo como cada cual lo denomine, se logra incorporar el código divino de comunicación, porque es este el símbolo universal que traslada y funde al hombre con La Causa Prima mediante la Matriz Quántica. Este simbolismo dinámico comunica, enaltece y sana.

Existe otro símbolo cósmico fuente de sabiduría en plenitud  que se adapta para la comunicación de la verdad en este plano. Se compone de ADN cósmico que sorprendentemente se copia y reproduce en la Imaginación Suprema conteniendo el alefato o cromosomas de la extensión emanada, girando alrededor del sol de las emociones. Sobre ellos se posa la Gloria de D´s, flotando sobre la matriz quántica de la emanación. Este misterioso símbolo kabalístico se conoce como el Árbol de la Vida que sintetiza académicamente y de manera vedada tanto la influencia de la emanación como la metodología de reintegración. Corresponde al más cuidadoso resumen, diseñado para entender acertadamente nuestro génesis y nuestra meta en este mundo oculto entre lo desconcertante y lo irreal. El Árbol de la Vida es la representación pictórica más cercana al todo y a la Nada, al  Eterno y Absoluto Premium Mobile, a la manifestación, al Innombrable Anciano de los Siglos, al juego de la divinidad, al psicodrama del hombre, a la esencia, al sentido del fondo y el ordenamiento de las formas, a la molécula de lo causal y al periplo de retorno.

Metáfora del siglo XVIII sobre el Ayin (Padre), Ayin Soph (Hijo) y Ayin Soph Aur (Matriz Quántica)

Este arquetipo se compone de un Primium Mobile causa de nuestra causa, cuatro planos evolutivos, tres cielos inconcebibles por la mente humana, diez frecuencias dimensionales, veintidós  senderos fotónicos de correspondencia cromosomática. Diez sephiroth o vórtices (sephiroth en plural, sephirah en singular) en pleno dinamismo esferoidal de los cuales tres pertenecen a la triada superna, seis al fondo de emociones y uno al reino de la Tierra; diez nombres mántricos de la divinidad, diez fuerzas  arcangélicas que animan la identidad, diez coros angélicos  actuando como electrones atómicos y seis Qliphoth o huestes de la profundidad modelando al ser como factores equilibrantes.


Todos los componentes del Árbol de la Vida están soportados en la Matriz Quántica de la emanación.

Para la comprensión humana todo se inicia con Ayin (D´s Padre) o La Nada Ilimitada que todo lo contiene pero que es  incomprensible en este plano por la mente humana. Es la obscuridad profunda pero deslumbrante de El Absoluto, reflejándose simultáneamente en la Luz Ilimitada del Ayin Soph (D´s Hijo) para luego continuar su emanación en el Ayin Soph Aur (Or En Sof, D´s Espíritu Santo) de la Matriz  Quántica o extensión emanada.

Cada molécula, átomo, partícula atómica o sub- atómica, partícula quántica están formadas, interpenetradas e imbuidas por el Or En Sof, Espíritu Santo o Matriz Quántica, tejido conectivo de la emanación. De esta energía de santidad surge el juego de la evolución donde toda emanación se sucede dentro de la estructura divina de la Imaginación de El Emanador.

Nada ha sido creado; todo ha sido emanado desde la sagrada Imaginación del Absoluto o Ain Soph. El hombre no crea nada, todo ya está hecho y soportado en forma de matriz quántica, para nosotros plasmado en el internet del subconsciente; solo lo bajamos y lo materializamos. Entonces, ¿donde residen la soberbia y el ego humanos de “intocables creadores” cuando ya el Supremo Hacedor lo tiene concluido?

La Matriz Quántica es un infinito campo de energía inteligente donde no se concibe el conocido tiempo que no es otra cosa que un recurso de la mente en la materia apareciendo como una herramienta de la incomprensible realidad. El espacio está formado de Matriz Quántica, de tal manera que el vacío no existe, solo es  tejido conectivo característico de esta matriz. Todo está permeado por la emanación de la eternidad y sin su presencia inteligente se haría imposible la propagación de la luz, del sonido y del pensamiento.

Los protones y neutrones, componentes de la masa atómica central, aunque se encuentren muy distantes de los electrones o micro-seres inteligentes del átomo, se encuentran todos perfectamente conectados por la Matriz Quántica para conformar la dinámica molecular.

La Matriz Quántica es la esencia vital conectiva y consolidadora de la misma energía y de la forma,  pudiéndose entender como la esencia emanada más allá de la energía. Esta red expandida a través del cosmos es la esencia quántica  de todas las cosas y de todos los seres; es el atributo que conecta nuestras vidas. Simultáneamente es la esencia que actúa como un espejo multidimensional, reflejando de vuelta hacia nosotros lo que hemos acumulado mediante nuestras creencias, de tal manera, que una vez que algo ha estado unido, permanecerá siempre conectado, a pesar de que la unión física haya dejado de existir.

El pasado, el presente y el futuro están íntimamente ligados; el ahora es una relación holográfica que en realidad no está existiendo, es un espejo dinámico coexistiendo dimensionalmente del ayer quántico. El presente es un pasado repitiéndose en una onda del futuro.

Es un juego de física quántica entre mundos, coexistiendo en frecuencias paralelas. Nos movemos entre universos paralelos de la matriz quántica, dando para la mente  la sensación de tiempo que cabalísticamente se representan como Atziluth, Beriah, Yetzirah y Assiah entrelazados secuencialmente desde Tiphareth en la denominada escalera de Jacob. Cuando el hombre imagina no interviene el pensamiento sino la conciencia, de tal manera que el foco de nuestra conciencia se convierte en la realidad de nuestro mundo. Habitamos un universo de tercera dimensión en el plano de Assiah pero tenemos ingreso a universos superiores mediante la imaginación, centrando nuestra conciencia en actitud creadora. El foco de nuestra conciencia objetivizada puntualmente por nuestra atención se convierte en la realidad de nuestro mundo.

La primera triada cabalística de la emanación en Atziluth manifiesta la idea del primer ser arquetipo de la existencia, conformado por tres Sephiroh o esferas, en esencia  pero cuatro en fondo: 1 la Corona (Kether) o el cerebro quántico de la manifestación resumida en “eheieh asher eheieh” o soy quien soy; 2 la sabiduría (Hokhmah) y 3 el entendimiento (Binah). Esta triada fue dotada de conocimiento (Daath) dando origen al Adam Kadmon o perfecto código genético plasmado en el primer hombre ideal de la manifestación.


Pero el conocimiento ingresa a un universo paralelo de la dualidad, cabalísticamente conocido como el Árbol del bien y del mal, desde donde desciende o cae en ese universo de Assiah y se convierte en el reino de Malkuth que debe nuevamente ascender a su posición inicial, utilizando la Escalera de Jacob conformada básicamente de Matriz Quántica, para luego fundirse con El Absoluto en el Ayin.

Ante la presencia intangible de la Matriz Quántica nace la necesidad de un lenguaje comunicativo; un lenguaje con esta matriz que no posee palabras ni tiene relación alguna con señales convencionales. Se trata del lenguaje de las emociones.

Cada emoción además de  crear un sentimiento interior muy profundo, experimenta en el cuerpo humano cambios metabólicos y endocrinos junto con una correlación orgánica de los  sistemas. Estas emociones se encuentran plasmadas en seis sephiroth o esferas dinámicas, girando en su interior fuerzas espirales en sentido positivo y sentido negativo.

La sephirah 9 inferior es el fundamento (Yesod) sobre el cual se basan todas las decisiones. La sephirah 8 es la victoria (Netzach) que combina la creatividad y la realización. La sephirah 7 es el procesador intelectual que utiliza información para continuar los proyectos de Netzach. La sephirah 6 es el equilibrio (Tiphereth), síntesis de la personalidad humana; el sol que imparte calor, vida y belleza. La sephirah 5 es la justicia (Geburah), disciplina y discernimiento, fuerza ideal de la realización.

La sephirah 4 es la benevolencia (Gedulah o Chesed) implicada en ternura, humildad y compasión.

El objetivo de las emociones radica en vincular al hombre positivamente en el altruismo y la felicidad, sin embargo, el aspecto negativo o qliphótico está vinculado con la soberbia, la ira, el egoísmo, la envidia, el apego y la injusticia.

Los veintidós senderos se relacionan con los dinámicos cromosomas humanos conformados por genes angélicos asimilados a las arquetípicas letras hebreas que unen los sephiroht, relacionándolos.

Los cromosomas son paquetes quánticos de características básicamente físicas que identifican al hombre en el mundo de Assiah. Se encuentran en cada sendero o ruta de fotones y están protegidos por guardianes del alefato (alfabeto hebreo) para preservar la identidad humana.

El ADN es el material  de la herencia conformado por quantos derivados de la Matriz Quántica, susceptibles a ser modificados por  uso de toxinas químicas, por descontrol de  emociones humanas, por la imaginación negativa y por el uso inadecuado del poder de la palabra, del verbo. El ADN se copia en forma de doble cadena helicoidal en las células aunque en realidad existe otro cordón central que se encuentra entre las 2 columnas laterales en el Árbol de la Vida y que pronto será agregado a las ya identificados en los trabajos de Watson y Crick, ganadores del premio Nobel en el año 1962.

Los diez arcángeles de los Sephiroth son gigantescos núcleos inteligentes de luz o concentración de fotones que funcionan como reactores atómicos en el plano de Beriah y sólo pueden ser permeados por medio de la imaginación. En los humanos se encuentran como identidad holográmica en los chakras recibiendo simultáneamente, por correspondencia la idéntica  macro-energía arcangélica.


Pronunciando sus nombres como mantras y visualizando el respectivo color penetrando por nuestros vórtices energéticos  los contactamos y hacemos parte de nuestra energía fotónica.


Es esta la verdadera magia arcangélica o el Arte de la Verdadera Curación utilizada como Cromoterapia para patologías tanto físicas como emocionales.

Metatrom……………………………….. Blanco
Raziel…………………………………….. Dorado
Tzaphkiel………………………………. Plateado
Tzadkiel…………………………………. Azul
Kamael…………………………………… Rojo
Raphael…………………………………. Amarillo
Haniel……………………………………. Verde
Mikael……………………………………. Naranja
Gabriel…………………………………… Fucsia
Sandalphon……………………………. Marrón-mostaza

Tanto los arcángeles - cosmopaquetes energéticos -  como los  fotónicos ángeles cuya energía lateral se ha relacionado equivocadamente con alas, son seres de luz totalmente aislados del esquema del libre albedrío. Los humanos también somos quántos o paquetes concentrados de luz, manipulados por nuestras emociones; chispas fugaces comprometidas con el libre albedrío. Perfectos hologramas de El Emanador. 
 
Nota: En la práctica para tener acceso a la activación espiritual del Árbol de la Vida, es indispensable realizar el mágico periplo angélico por los veintidos senderos para contactar con los guardianes cromosomáticos del alefato, quienes permitirán su ingreso. Este viaje debe estar dirigido por un experimentado conocedor in artis. Sin embargo y para no complicarse, requiere identificarse como el Árbol de la Vida  visualizándolo de espaldas a nosotros, y aplicar en la vida diaria las características de cada sephirah, descritas en las páginas 61 y 62 siendo este uno de los ejercicios prácticos más valiosos de kabbalah.

Felas du Richard
                                                                                                                    
Caballeros Masones Élus Cohen

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