sábado, 16 de agosto de 2014

EL ÁRBOL DE LA VIDA

(Aporte formativo del MQH I:. y P:. Felas du Richard, tomado de su libro “Informe Felas sobre Conciencia Quántica”)

EL ÁRBOL DE LA VIDA

Existe otro macro-símbolo universal adaptado como símbolo masónico, fuente de sabiduría en plenitud  que se adapta para la comunicación de la verdad en este plano. Se compone de ADN cósmico que sorprendentemente se copia y reproduce en la Imaginación Suprema conteniendo el alefato o cromosomas de la extensión emanada, girando alrededor del sol de las emociones. Sobre ellos se posa la Gloria de D´s, flotando sobre la matriz quántica de la emanación.  Este misterioso símbolo kabalístico, emanado de La Flor de la Vida conocido como el Árbol de la Vida que sintetiza académicamente y de manera vedada tanto la influencia de la emanación como la metodología de reintegración. Corresponde al más cuidadoso resumen, diseñado para entender acertadamente nuestro génesis y nuestra meta en este mundo oculto entre lo desconcertante y lo irreal. El Árbol de la Vida es la representación pictórica más cercana al todo y a la Nada, al  Eterno y Absoluto Premium Mobile, a la manifestación, al Innombrable Anciano de los Siglos, al juego de la divinidad, al psicodrama del hombre, a la esencia, al sentido del fondo y el ordenamiento de las formas, a la molécula de lo causal y al periplo de retorno.

Metáfora del siglo XVIII sobre el Ayin (Padre), Ayin Soph (Hijo) y Ayin Soph Aur (Matriz Quántica).

Este arquetipo se compone de un Primium Mobile causa de nuestra causa, cuatro planos evolutivos, tres cielos inconcebibles por la mente humana, diez frecuencias dimensionales, veintidós  senderos fotónicos de correspondencia cromosomática. Diez sephiroth o vórtices (sephiroth en plural, sephirah en singular) en pleno dinamismo esferoidal de los cuales tres pertenecen a la triada superna, seis al fondo de emociones y uno al reino de la Tierra; diez nombres mántricos de la divinidad, diez fuerzas  arcangélicas que animan la identidad, diez coros angélicos  actuando como electrones atómicos y seis Qliphoth o huestes de la profundidad modelando al ser como factores equilibrantes. Todos los componentes del Árbol de la Vida están soportados en la Matriz Quántica de la emanación.

Para la comprensión humana todo se inicia con Ayin (D´s Padre) o La Nada Ilimitada que todo lo contiene pero que es  incomprensible en este plano por la mente humana. Es la obscuridad profunda pero deslumbrante de El Absoluto, reflejándose simultáneamente en la Luz Ilimitada del Ayin Soph (D´s Hijo) para luego continuar su emanación en el Ayin Soph Aur (Or En Sof, D´s Espíritu Santo) de la Matriz  Quántica o extensión emanada. 

Cada molécula, átomo, partícula atómica o sub- atómica, partícula quántica están formadas, interpenetradas e imbuidas por el Or En Sof, Espíritu Santo o Matriz Quántica, tejido conectivo de la emanación. De esta energía de santidad surge el juego de la evolución donde toda emanación se sucede dentro de la estructura divina de la Imaginación de El Emanador

Nada ha sido creado; todo ha sido emanado desde la sagrada Imaginación del Absoluto o Ain Soph. El hombre no crea nada, todo ya está hecho y soportado en forma de matriz quántica, para nosotros plasmado en el internet del subconsciente; solo lo bajamos y lo materializamos. Entonces, ¿donde residen la soberbia y el ego humanos de “intocables creadores” cuando ya el Supremo Hacedor lo tiene concluido? 

La Matriz Quántica es un infinito campo de energía inteligente o Espíritu Santo, generado de emanación de la Causa Prima o D´s, donde no se concibe el conocido pero enigmático tiempo que no es otra cosa que un recurso de la mente en la materia apareciendo como una herramienta de la incomprensible realidad. El espacio está formado de Matriz Quántica, de tal manera que el vacío no existe, solo es  tejido conectivo característico de esta matriz. Todo está permeado por la emanación de la eternidad y sin su presencia inteligente se haría imposible la propagación de la luz, del sonido y del pensamiento.


Los protones y neutrones, componentes de la masa atómica central, aunque se encuentren muy distantes de los electrones o micro-seres inteligentes del átomo, se encuentran todos perfectamente conectados por la Matriz Quántica para conformar la dinámica molecular. 

La Matriz Quántica es la esencia vital conectiva y consolidadora de la misma energía y de la forma,  pudiéndose entender como la esencia emanada más allá de la energía. Esta red expandida a través del cosmos es la esencia quántica  de todas las cosas y de todos los seres; es el atributo que conecta nuestras vidas. Simultáneamente es la esencia que actúa como un espejo multidimensional, reflejando de vuelta hacia nosotros lo que hemos acumulado mediante nuestras creencias, de tal manera, que una vez que algo ha estado unido, permanecerá siempre conectado, a pesar de que la unión física haya dejado de existir. 

El pasado, el presente y el futuro están íntimamente ligados; el concepto ahora es una relación holográfica que en realidad no está existiendo, es un espejo dinámico coexistiendo dimensionalmente del ayer quántico. El presente es un pasado repitiéndose en una onda del futuro. Es un juego de física quántica entre mundos, coexistiendo en frecuencias paralelas. Nos movemos entre universos paralelos de la matriz quántica, dando para la mente  la sensación de tiempo que cabalísticamente se representan como Atziluth, Beriah, Yetzirah y Assiah entrelazados secuencialmente desde Tiphareth en la denominada Escala de Jacob. Cuando el hombre imagina no interviene el pensamiento sino la conciencia, de tal manera que el foco de nuestra conciencia se convierte en la realidad de nuestro mundo. Habitamos un universo de tercera dimensión en el plano de Assiah pero tenemos ingreso a universos superiores mediante la imaginación, centrando nuestra conciencia en actitud creadora. El foco de nuestra conciencia objetivizada puntualmente por nuestra atención se convierte en la realidad de nuestro mundo.

La primera triada cabalística de la emanación en Atziluth manifiesta la idea del primer ser arquetipo de la existencia, conformado por tres Sephiroh o esferas, en esencia  pero cuatro en fondo: 1 la Corona (Kether) o el cerebro quántico de la manifestación resumida en “eheieh asher eheieh” o soy quien soy; 2 la sabiduría (Hokhmah) y 3 el entendimiento (Binah). Esta triada fue dotada de conocimiento (Daath) dando origen al Adam Kadmon o perfecto código genético plasmado en el primer hombre ideal de la manifestación. Esta sephirah correspondería a la número 4 pero no se enumera, allí solo  existe el vacío ya que descendió hasta la posición 10, sephirah 10, cabalísticamente conocida como (Malkuth) o el Reino. Esta sephirah está asociada necesariamente a generar el ascenso a través del recorrido ordenado y sistemático por los senderos del Árbol hasta encontrar su posición original; es la Reintegración de los seres. 

Diagrama del Árbol de la Vida

Pero el conocimiento ingresa a un estadio paralelo de la dualidad,  cabalísticamente conocido como el Árbol del bien y del mal, cuyo fruto es exactamente el mismo, provenientes del mismo origen divino y cuyo efecto radica en el conocimiento y su aspecto pragmático evolutivo. Este árbol del conocimiento desciende o cae en ese universo de Assiah y se convierte en el reino de Malkuth que debe nuevamente ascender a su posición inicial, utilizando la (escalera) Escala de Jacob conformada básicamente de Matriz Quántica en 4 dimensiones diferentes o universos paralelos, para luego fundirse con El Absoluto en el Ayin.

Ante la presencia intangible de la Matriz Quántica nace la necesidad de un lenguaje comunicativo; un lenguaje con esta matriz que no posee palabras ni tiene relación alguna con señales convencionales. Se trata del lenguaje de las emociones.  

Cada emoción además de  crear un sentimiento interior muy profundo, experimenta en el cuerpo humano cambios metabólicos y endocrinos junto con una correlación orgánica de los sistemas. Estas emociones se encuentran plasmadas en seis sephiroth o esferas dinámicas, girando en su interior fuerzas espirales en sentido positivo y sentido negativo.

Árbol del Bien y del Mal

La sephirah 9 inferior es el fundamento (Yesod) sobre el cual se basan todas las decisiones acertadas o inoportunas. La sephirah 8 es la victoria (Netzach) que combina la creatividad y la realización. La sephirah 7 es el procesador intelectual que utiliza información para continuar los proyectos de Netzach. La sephirah 6 es el equilibrio (Tiphereth), síntesis de la personalidad humana; el sol que imparte calor, vida y belleza. Es la balanza Krística.

La sephirah 5  es la justicia (Geburah), disciplina y discernimiento, fuerza ideal de la realización. La sephirah 4 es la benevolencia (Gedulah o Chesed) implicada en ternura, humildad y compasión.

El objetivo de las emociones radica en vincular al hombre positivamente en el altruismo y la felicidad, sin embargo, el aspecto negativo o qliphótico está vinculado con la soberbia, la ira, el egoísmo, la envidia, el apego y la injusticia.

Los veintidós senderos se relacionan con los dinámicos cromosomas humanos conformados por genes angélicos asimilados a las arquetípicas letras del alefato hebreo que unen los sephiroht, relacionándolos. 

Los cromosomas son paquetes quánticos de características  que identifican al hombre en el mundo de Assiah. Se encuentran en cada sendero o ruta de fotones y están protegidos por guardianes del alefato (alfabeto hebreo) para preservar la identidad humana.

El ADN es el material  de la herencia conformado por quantos derivados de la Matriz Quántica, susceptibles a ser letalmente modificados por  uso de toxinas químicas, por descontrol de  emociones humanas, por la imaginación negativa y por el uso inadecuado del poder de la palabra, del verbo. El ADN se copia en forma de doble cadena helicoidal en las células aunque en realidad existe otro cordón central que se encuentra entre las 2 columnas laterales en el Árbol de la Vida y que pronto será agregado a las ya identificados en los trabajos de Watson y Crick, ganadores del premio Nobel en el año 1962.

Los diez arcángeles de los Sephiroth son gigantescos núcleos inteligentes de luz o concentración de fotones que funcionan como reactores atómicos en el plano de Beriah y sólo pueden ser permeados por medio de la imaginación. En los humanos se encuentran como  identidad holográmica en los chakras  recibiendo simultáneamente, por correspondencia, energía arcangélica. Pronunciando sus vibraciones o “nombres” como mantras, mientras se visualizando el respectivo color penetrando por nuestros vórtices los contactamos y hacemos parte de nuestra energía fotónica. Se proyectan en las esferas de la mente, junto con los senderos fotónicos plateado y dorado que se manifiestan desde el corazón.

Tanto los arcángeles o cosmo-paquetes energéticos, como los  fotónicos ángeles cuya energía lateral se ha relacionado equivocadamente con alas, son seres de luz totalmente aislados del libre albedrío. Existen a través de la historia una serie de leyendas míticas de hermanos provenientes del espacio exterior, padres de la genética humana en la Tierra, que han sido asociadas con D´s, con Ieovah o con ángeles. Aunque muchos lo desconocen, los humanos también somos quántos o paquetes concentrados de luz, manipulados por nuestras emociones; chispas fugaces comprometidas con el libre albedrío como perfectos hologramas de El Emanador.

En el Árbol de la Vida se manifiestan dos condiciones básicas: 
  1. Tiende a ser infinito pues en cada sephirah existe un Árbol de la Vida y en cada sephirah de este existe otro Árbol y así sucesivamente hasta infinito.
  2. En cada ser humano existe un Árbol que no necesariamente mantiene el orden convencional establecido, esto es tiene apariencia amorfa dependiente de su inventario emocional, lo que implica un asiduo y sistemático trabajo psico-mental para reestablecer un ordenamiento convencional.

En el Arquetipo de la Causa Cósmica se presentan las diferentes manifestaciones de correspondencia del Árbol de la Vida de acuerdo a los 10 sephiroth que sirven de apoyo al Iniciado para entender y ordenar con su desenvolvimiento diario el maravilloso contenido de este diagrama derivado de la Flor de la Vida.

Los sephiroth Binah, Geburah y Hod forman la columna de la severidad, de la justicia, del poder o Jakin. Los sephiroth Chokmah, Gedulah (Chesed) y Netsah configuran la columna de la misericordia o Boaz. De la interacción de Jakin y de Boaz resulta la fórmula H-armonia, colocando en el centro el mágico efecto de la voluntad para conformar el Pilar del Medio con los sephiroth Kether, Tiphareth, Yesod y Malkuth para trabajos mágicos cabalísticos que deben ser guiados por un maestro in artis.

Que todos seamos eternamente felices.



LA COLMENA

LA COLMENA

La colmena es por excelencia dentro del concepto universal masónico el símbolo de la laboriosidad, de la industria, del trabajo desinteresado en equipo, de la colaboración y del esfuerzo mancomunado, de la perseverancia, de la iligencia.
Sin embargo, de todos los posibles significados, la humildad, la obediencia y la convivencia perfecta son los emblemas íntimamente incorporados a la simbología masónica de la colmena donde la igualdad en libertad hace posible una productividad ausente de conflicto, arrogancia y especialmente de ambiciones.


Dentro de la sociedad de abejas, interactuando en igualdad de condiciones, se manifiesta la fraternidad en la abnegada constancia  y en una incansable laboriosidad hacia un objetivo común. No existe concepto de desarrollo evolutivo que no se encuentre contemplado en esta simbología. La colmena también representa para los masones un standard más elevado de análisis económico ya que el masón, dada su condición altruista y filantrópica, no analiza básicamente a la economía como la suma de factores que generarían progreso como la tecnología, la balanza de pagos o el valor de las divisas. El vértice focal masón es el hombre como ente económico en un tablero de orden como premisa prioritaria para alcanzar desarrollo comunitario y en un estado de justicia para que el abuso, la explotación y las redes de la ambición no puedan corroer el status gregario de una voluntad única y universal.

Todos los demás factores del aparato económico productivo llegan por consecuencia y a buen término cuando la base humana haya encontrado la paz y la unidad en armonía con su naturaleza oculta.  Este mundo por ordenamiento de causalidad superior es una colmena que no fue diseñada al azar. Es un espacio donde existen recursos abundantes para que todos seamos siempre felices y prósperos, pero tenemos que desterrar y enterrar por siempre la ambición, la corrupción y la explotación del hombre por el hombre. Es este el verdadero significado de la vida y el gran objetivo masón.

                                       Flor de la Vida                                                          Proceso Evolutivo
 


La raza humana está  representada por las abejas y su colmena es, así mismo, una  simbólica representación de la Flor de la Vida o la figura armónica de nuestro  enigmático hábitat de convivencia conformado de Matriz Quántica o emanación de El Emanador. La colmena entonces está incorporada en la Flor de la Vida como la esencia del G:.A:.D:.U:. ; los hombres somos el enjambre que liba el néctar de la Flor de Vida manifestada en la sabiduría de El Emanador para crear y expandir felicidad. Es la molécula génesis de la sagrada geometría de donde todos hemos emanado como una sólida unidad idéntica e indisoluble. 

Es también el origen del imponderable Árbol de la Vida o matriz básica de las ciencias, las esencias y las formas, establecido en el psicograma del hombre como la síntesis cósmica de una Voluntad Superior.  

En realidad la organización más exacta y representativa de la Flor de la vida es la figura de la colmena y más allá de esta, el organizado interior como la enseñanza sublime y abnegada de quienes habitan la colmena y su industrioso resultado en convivencia perfecta. 

El símbolo de la colmena, plasmado en la Flor de la Vida, es el verdadero trasfondo masónico que engalana nuestro emblema universal masónico flotando  sobre el infinito firmamento de nuestros nobles ideales.


           Trasfondo de la Flor de la Vida                                                            Árbol de la Vida

La pobreza, la riqueza, la estética, la mística, la erudición, el linaje y hasta la belleza son caracteres y lilas que ocultan el estricto sentido de la solidaridad. Todos somos iguales y procedemos de la misma esencia emanadora, y mientras los humanos no luchemos decididamente por la igualdad en todas sus matices de las diferentes manifestaciones de la convivencia, no tiene sentido asimilarnos como herederos de la misma identidad divina. Y si muchos de nuestros hermanos aún están lejanos de la respectiva frecuencia de reconocimiento, no es posible que nosotros y nuestros HH:. pasemos desapercibida la oportunidad de engrandecer esta crisálida colmena que por correspondencia que aún desconocemos, nos ha sido maravillosamente asignada.

Que todos seamos eternamente felices.


LA ESCALA DE JACOB

LA ESCALA DE JACOB

                              (1)                                                       (2)                                                 (3)

(Aporte formativo del MQH I:. y P:. Felas du Richard)

El símbolo de la Escala de Jacob inicia su recorrido místico desde el sueño bíblico del patriarca Jacob, (Génesis 28, 11-19) cuando en su periplo onírico observaba figuras angélicas que ascendían y descendían por una escalera (fig. 3) cuya base era la tierra con un final que penetraba el cielo. Este símbolo fue posteriormente utilizado en la masonería para enaltecer en el Iniciado masón el correcto pragmatismo de las virtudes hacia un equilibrio del Ser en su ascenso evolutivo.

Existen dos enfoques a los que se refiere el simbolismo de la Escala de Jacob. El primero ubica al masón entre Jakin y Boaz  (fig.1) ascendiendo una escalera de siete peldaños donde la base de la escala se ubica discerniendo entre el bien y el mal, ying y yang,  conveniente e inconveniente, simbolizado en el piso ajedrezado. Los siete peldaños corresponden con las virtudes: fortaleza, prudencia, justicia, templanza, fe, caridad y esperanza como requisito básico de la formación masónica.

El segundo enfoque es cabalístico (fig. 2) haciendo relación a 33 peldaños, conformados por 10 sephiroth,  22 senderos interactuando simultáneamente en cuatro universos paralelos de diferentes frecuencias dimensionales, y 1 Gran luz Ilimitada (Ayin sophur). El enfoque de la Kabbalh involucra la experiencia de los senderos sumada a la sabiduría de los sephiroth para alcanzar la Emanación. 

Cada peldaño simultáneamente implica a cada uno de los 33 grados masónicos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. 

Nos movemos entre universos paralelos de la matriz quántica, dando para la mente  la sensación de tiempo que cabalísticamente se representan como Atziluth, Beriah, Yetzirah y Assiah, entrelazados secuencialmente desde Tiphareth en la denominada Escala de Jacob. En el portal de cada sendero hay un arquetipo angélico manifestado en frecuencias vibratorias  que solo permite acceso cuando el trabajo en cada sephirah ha sido desarrollado a plenitud y conscientemente. Es un verdadero pregrado de excelencia donde la supervisión es personal y meritoria para sumar peldaños en camino hacia el postgrado de la Liberación, condición que consolida la identificación entre la emanación y el Emanador. Es una perfecta y permanente interacción de comportamiento y estímulo psico-mental hacia una verdadera identidad divina que debe manifestarse siempre en la humildad, el servicio desinteresado y la felicidad, en un universo espiritual donde no existe ni el optimismo ni el pesimismo, el ayer o el mañana, solo la H-armonía en la grandeza.

Por la escalera simbólica suben y bajan diferentes energías a través de los 22 senderos electromagnéticos. Dichas energías fungen de apoyo para facilitar y complementar el trabajo del Iniciado, ya que nunca se está solo en el camino evolutivo. Sin embargo, es indispensable no caer, no desfallecer, porque cada descenso compromete nuevamente iniciar el ascenso. El camino hacia la Reintegración de los Seres está construido de alicientes necesarios muy sencillos de alcanzar pero exigentes de disciplina y continuidad.

Existe una relación perfecta entre el ADN y la Escala de Jacob que va más allá de una mera simbología, motivo por el cual al trabajar el contenido kabalístico desde su ubicación en la mente en forma de imágenes, se generará un efecto sobre la estructura del ADN.  Cada célula humana tiene conciencia y el conjunto total de células se copian de manera permanente y repetitiva en todo el cuerpo gracias a la presencia de cadenas de ADN.  El ADN corresponde a cientos de miles de moléculas estructuradas y repetidas de un azúcar y un fosfato asociados a cuatro diferentes bases que se abrevian con las letras A, T, G, y C, que se corresponden perfectamente con los cuatro universos paralelos de la Kabbalh que identificamos como Atziluh, Beriah, Yetzirah y Assiah.


Los Élus Cohen del Universo consideramos que aunque cualquier enfoque es siempre bienintencionado, nos encaminamos hacia el segundo por su practicidad y enfoque científico en el comportamiento humano. No se trata de aparente facilismo ni de una exaltación a la bondad sino de un monumento al temple, al equilibrio y al esfuerzo. La H-armonía es un común denominador masónico que representa la interacción de las columnas de Jakin y Boaz en un espacio donde se funde la proporción y la concordancia de la existencia y su identidad gregaria para armonizar el pensamiento y la acción de la maestría humana. La H corresponde a una escalera compuesta de dos columnas y de un solo escalón: la voluntad  que hace dicotomía en la armonía para alcanzar el milagro de la grandeza. La escala de Jacob significa un derrotero ordenado de vida hacia un objetivo sublime en el campo evolutivo de la conciencia cuyo objetivo único hará posible ubicar al Ser como emanación de la fuente emanadora.

Que todos seamos eternamente felices.