sábado, 7 de julio de 2018

Dualidad

A:L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:.
Caballeros Masones Élus Cohen del Universo
Felas du Richard


El polémico concepto de la dualidad puede generalmente enfocarse desde el punto de vista de la Filosofía y de la Teología. En los dos enfoques el dualismo se define como la existencia de dos principios supremos independientes, antagónicos e irreductibles como bien y mal, espíritu y materia, realismo e idealismo, blanco y negro.

Dualismo filosófico

La filosofía china resume la dualidad en los conceptos de Ying y Yang donde tanto el uno como el otro contienen un porcentaje de su opuesto. Esto es, todo Yang contiene algo de Ying y viceversa, dando a entender que no todo lo bueno es totalmente bueno ni lo malo perfectamente malo. Es un concepto de dualidad conciliadora.

Para el filósofo Platón existen dos realidades: una sensible de las imperfecciones y una ideal derivada de la perfección. Así, el cuerpo forma parte de un mundo sensible e imperfecto y el alma (espíritu) es eterno, etéreo y perfecto que pertenece al mundo de las ideas. Según Platón, cuando nace el ser, su alma (espíritu) se introduce en un cuerpo imperfecto al que solo lo liberará la muerte.

Aristóteles contradice la propuesta anterior conceptuando que tanto el cuerpo como el alma (espíritu) equivalen a un todo necesario e indisoluble. Posteriormente filósofos como Descartes o Kant diferencian entre alma y espíritu.

Dualismo teológico

Este concepto teológico defiende y propone la existencia del bien como principio divino asociado a la luz y a Dios, y un principio del mal  fruto de las tinieblas y del demonio. Por lo tanto el pecado es provocado por las fuerzas de la oscuridad y nunca por el hombre mismo.

Por su parte la iglesia católica habla de un Dios omnipotente que no crea sino el bien, el mal solo es obra del pecado humano cuando se asocia con las fuerzas del averno.

En líneas generales, las doctrinas dualistas coinciden en los siguientes rasgos: el principio del Bien es identificado con la Luz y el Espíritu; el principio del Mal con las Tinieblas y la Materia, o con el diablo o demonio (maniqueísmo). La materia es mala y principio del mal, creada por un demiurgo, distinto del dios bueno, o demonio principio del mal (Prisciliano), rigorista y extremo.

Dualismo y Masonería

En la Masonería el emblema primordial de la dualidad está representada en el ajedrezado o gama simbólica de cuadrados en blanco y negro, representando los  pares opuestos como la materia y la antimateria,  fracaso y éxito,  dolor y  placer,  noche y día,  profano y sagrado, todos  ellos como una respuesta pragmática derivada  de  lo conveniente y lo inconveniente, supuestamente latentes en el camino de la existencia en este plano.

Es absurdo pensar que toda dualidad procede del bien (positivo) y del mal (negativo) ya que sería ilógico pretender que el día es bueno y la noche mala, pues tanto el día como la noche forman parte de un mismo fenómeno natural no excluyente y necesario. El dolor no es malo ni el placer es bueno, son momentos relativos que siempre envuelven un halo pragmático y utilitarista.

Tanto el bien como el mal son frecuencias vibratorias mentales con determinismos diferentes de la  misma cuestión. Positivo y negativo son polaridades complementarias de una misma función. Las acciones no son buenas ni son malas solo convenientes e inconvenientes según el momento; son aspectos netamente relativos del aprendizaje y su respectivo enfoque evolucionista.

Einstein explicaba que el frío era ausencia de calor y la oscuridad ausencia de luz. En ese mismo orden de ideas lo profano corresponde a la ausencia de lo sagrado. Para alcanzar un ordenamiento sagrado se requiere un previo posicionamiento profano; para reconocer la luz es necesario identificar la oscuridad. El placer se encuentra en medio de dos dolores y para identificar el placer es menester reconocer el dolor. Placer y dolor, luz y tinieblas, profano y sagrado, son conceptos ubicados como eslabones suficientes e inseparables de la misma cadena, así como el número uno antecede al número dos, el dos al tres…y así sucesivamente hasta infinito.

En el seno de la Masonería se habla de una transmutación de lo profano hacia un enfoque sagrado, una especie de alquimia que habilitaría al Iniciado a un universo de superación. Sin embargo, el cuestionamiento se extiende más allá de esta percepción transmutadora, se trata de trascender; de entender el inicio como parte intrínseca de un proceso  y perseguir la continuidad sin posibilidad de retorno alguno.

En nuestro concepto el principal objetivo a alcanzar radica en superar la dualidad; a eso se refiere el simbolismo de pisar el ajedrezado, caminando en el mundo sobre él. Una vez superada la oscuridad y reconocida y alcanzada la luz, es indispensable continuar hasta fundirse en el resplandor.

Aunque se piense que la mentira justifique a la verdad, No podemos estar jugando entre la mentira y la verdad. La mentira es ausencia de verdad como un reflejo involutivo de inseguridad o engaño y debe ser distanciada del código de comportamiento humano ya que quien conoce la verdad automáticamente ignora la mentira aunque su esencia se esconda en la línea conductual. Existe un universo más allá de la verdad y donde no hay lugar a la absurda mentira, es esa la meta hacia el filosófico concepto de lo sublime.

No debería existir la necesidad de mentir y tampoco la necesidad de conformarse con una simple verdad; hay un algoritmo que supera la verdad y conmina la mentira que se conoce como perfección.


El camino de la vida es un sendero libre de dualidades; son realidades, nunca dualidades. Nacemos pequeños y luego crecemos, es una sola línea que todos transitamos con objetivos definidos. No es asunto de dioses, de pecados o de demonios. Para que llegue el día debemos paciente, pero objetivamente esperar a que termine la noche. Todo destino tiene un punto de partida; toda causa genera un efecto, todo error genera un aprendizaje y todo fracaso la semilla para alcanzar  éxito, éxito que normalmente es relativo.

Para entendernos, evolucionar, expresar la acción y manifestar excelencia todo debe provenir de LA FUENTE, y nunca de la mátrix manipuladora e impositiva de élites humanoides y de los arcontes.


La vida es el único común denominador de la manifestación. La vida sencillamente ES. La vida es inmutable, infinita e incuestionable y no admite ningún aspecto dual, por lo tanto, no puede hablarse de dualidad entre vida y “muerte”. La mal denominada muerte no es antagónica con la vida, la muerte es el aspecto más sublime de la vida, inevitable por decisión de nuestros ingenieros genéticos (dioses) en el “ascenso evolutivo” hacia dimensiones superiores. Por esto, dentro de la masonería se omite el término muerte para incorporar el  de trascender.

Considero que como hijos directos de El Emanador somos  moléculas de  eternidad sin puertos en esa vulgar lúdica reencarnadora manipulada por los arcontes y reptiloides.  Por lo pronto, lo único cierto es que debemos tender la continuidad  hasta fundirnos en el AINS, en La Fuente, en la Causa Prima, en el único D´S que ni la mente de los seres de luz más evolucionados del cosmos alcanzaría nunca comprender.

Para qué la dualidad

Lo que más daño hace a la evolución, a la identidad superior, al holístico progreso humano, es el determinismo de la parte negativa de esa indeseable línea de dualidad. La idea de los maléficos gestores (dioses) de la dualidad consiste en crear miedo, esperanza, fe y básicamente culpabilidad para perpetuar un dominio permanente y recidivante  de este  incomprensible purgatorio humano que ignora tanto su génesis como su destino de tan  histriónica epopeya.

Y pensar que si no identificamos el objetivo de ese paranoico juego entre lo malo y lo bueno, se caminará progresivamente en un interminable ajedrezado o círculo vicioso que entusiasma, que  entristece y nunca acaba, ni siquiera con la muerte ya que se regresa (rueda de sansara o reencarnación múltiple) para ingenuamente continuar nadando caprichosamente en el mismo fango de la ignorancia, la dualidad, el fatalismo y el engaño.


En la medida que el hombre identifique su poderosa deidad interior se dará cuenta que los aspectos que consideraba negativos, y que daban base a conceptos duales, solo eran fantasías de sus juegos mentales asociados a sus creencias, dogmas y culpabilidades. La ruleta del bien y del mal, del cielo y del infierno, teísmo y ateísmo, éxito y fracaso, riqueza y pobreza, dios y demonio, etc, son las nefastas herramientas duales desarrolladas por una perversa mátrix envolvente y mal intencionada, aunada a la posesión arcóntica que como parásitos demoníacos anidan en cada mente humana.


Cuando el ser transita por las interminables respuestas duales anula toda posibilidad de entender que la grandeza sencillamente radica en tener confianza en sí mismo, y esta es la meta que los arcontes de la involución tratan permanentemente de obstruir. Ellos saben que cuando el hombre logre descifrar su verdadera identidad, corone la cima de su verdad interior, y descifre el engaño de sus perversos dioses - de los temibles e involucionados arcontes y las religiones que los favorecen - se les agotan sus recursos de manutención energética y por ende su enigmática y perversa posesión.

El humano de tercera dimensión se ancla e involuciona gracias a las falacias de la dualidad que enriquece su infinito árbol de deseos y fantasías junto con una marcada indiferencia por el control de sus pensamientos, erróneamente aduciendo que estas variables son sus auténticas constantes de poder.                       

Dualidad y mátrix


Enfatizo que la dualidad es el concepto más idóneo y perverso programado por las élites para manipular el alma humana, fomentar culpabilidad, generar miedo y controlar la parafernalia de esta vulgar irrealidad en la que nos tienen sumergidos para sus satánicos proyectos.

¿Alguna vez se han preguntado quien creo al demonio, al pecado, al mal, al sufrimiento, a la pobreza, a la corrupción...? ¿Alguna vez han pensado quien y para qué se creó el dolor, el dinero, la enfermedad, la religión, el socialismo o el capitalismo?

Infierno o cielo son una vulgar manipulación de la que solo se favorecen los arcontes para alimentar su mega existencia en planos dimensionales mediante el manejo de la culpabilidad humana. La dualidad es el único infierno que existe.

La ingenua vertiente socialista del Nuevo Orden Mundial o el supuesto redentor capitalista, junto con las religiones son los peones del ajedrez arcóntico para reunir fácil e ingenuamente los becerros al sacrificio.

Debemos estar claros que día y noche, hembra y varón, sol y luna, blanco y negro no son dualidades son aspectos complementarios indispensables para fomentar y mantener el metabolismo de la existencia.

Fuerzas obscuras no humanas utilizando una red perversa de familias poderosas (élites humanoides), están manejando nuestro destino y extirpando nuestra dignidad, sencillamente para manipularnos y polarizarnos con una mátrix cada vez más diversificada y entretenida que nos inhibe la oportunidad de razonarla.

Trabajamos para exterminarnos y pensamos solo para fortalecer esta inexorable dualidad. Nos venden la idea de crecer para progresar pero realmente mientras las élites multiplican geométricamente su poder gracias a nuestro esfuerzo, nuestros miedos y nuestros proyectos. Los humanos permanecemos siempre dentro de ese ascensor de la dualidad subiendo y bajando, sin sentido alguno.

Religiones y grupos filosóficos, supuestamente poseedores de la verdad, nos bombardean equivocadamente con la bondadosa presencia de ángeles, de maestros ascendidos, de dioses “conciliadores”, de la justicia kármica, de los diezmos y los sacrificios, de la fe y la esperanza, del cielo y el infierno, y un sin número de falsas, pero muy comprometedoras premisas que diariamente nos hacen más dependientes de fuerzas antagónicas a la realidad del AINS.

Somos prisioneros de nuestra ingenuidad y del engaño, recursos básicos para mantener activa esta interminable fábrica de animales de granja. Realmente somos inocentes marionetas, fieles adoradores de arcontes camuflados ángeles y de esbirros dioses extraterrestres procreadores de ego, jugando a ser frágiles moléculas con pieles de dolor y trajes de arlequín para divertir sus copiosas cenas energéticas y sus suculentas ingestas de contenido humano.


Luchamos para “dignamente” morir y luego regresar en cero al mismo punto de partida alimentando el interminable ilusionismo de idas y venidas de esa ilógica rueda de sansara. La única manera de iniciar la ruta de la dignidad y de sentirnos auténticos en este espacio cósmico, consiste en trascender el concepto limitante de dualidad entre el mal y el bien, demonio y dios,   pecadores y santos, profano y sagrado, mentira y verdad.

Necesitamos entender que todo es Emanación y debe ser continuidad. Que la vida es sublime sin alimentar la fuerza dual. Que la rentabilidad humana es una amalgama emanada del optimismo, la convicción, la sencillez, la excelencia, la evolución y la identidad superior. Que fríamente debemos revisar dogmas y romper creencias. Que la Unidad y la Continuidad corresponden a la verdadera expresión de D´S.

Reconsideración

Superada esta dolorosa dualidad entre el bien y el mal, lo libre y lo prohibido, la verdad y la mentira, la gloria y el pecado, el cielo y el infierno, se logrará entender el horizonte de la evolución. Todo es y debe ser verdad, el cielo es rectitud, la gloria es libertad. Venciendo la mátrix que nos desaloja de nuestro hábitat y nos coarta nuestra realidad suprema, alcanzaremos la identidad divina. Rompiendo las diferencias culturales y educativas fomentaremos la igualdad. Somos seres  herederos de la luz y hologramas de La Fuente, opacados por las nubes de la dualidad, del miedo y la culpa, de las creencias y el engaño…

Hemos de tomar conciencia que esta supuesta “realidad” quántica es efectivamente una alegórica quimera perteneciente a un dantesco circo perdido en los confines de la eternidad que al final… nunca existió.

Que todos seamos eternamente felices.

Felas du Richard



Caballeros Masones Élus Cohen del Universo
República de Colombia, Diciembre del año 2017, A:.M:. 6017

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