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Felas du Richard
Mientras los hombres narremos la historia, la historia estará saturada de muchas mentiras y pocas verdades. Generalmente alabamos por interés pero no por convicción y esta actitud que va siendo plasmada y perpetuada en el tiempo, se convierte en una deleznable oración que idealiza la mentira y sataniza o esconde la verdad. Son muchos los héroes Iluminados por los historiadores pero repudiados por la historia.
Personajes como Lósif Vissarianovich mejor conocido como Stalin el asesino dictador soviético, Benito Musolini dictador del reino de Italia, Adolf Hitler oscuro militar austriaco quien añadió al fascismo el orgullo racial para formar una mezcla explosiva y paranoica que galvanizaría como dictador a toda la nación alemana, Fidel Castro quien siempre vivió como oligarca, fue un negligente dictador cubano asesino y cruel administrador de la miseria de su pueblo.
Muchos otros dictadores figuran como redentores favorecidos y alabados por la historia, algunos absurdamente continúan siendo enaltecidos como dioses, pero son realmente como sátrapas condenados ante la justicia y la conciencia universal.
Se han filtrado faces obscuras de muchos siniestros bandidos en los ilusos anales de la historia, que a la luz del entendimiento pasan desapercibidos. Otros han sido maliciosamente endiosados los cuales la historia enaltece con desfigurado orgullo.
Dentro de organizaciones tan selectas, reservadas, discretas y éticas como la Masonería, se han filtrado y se continúan filtrando hombres indignos de tal altruista sociedad. En el seno de la Masonería aborrecemos y rechazamos las dictaduras, la corrupción, las autocracias, las represiones, el narco-terrorismo, la mentira, los vicios, la segregación, la negativa a los nobles valores de la realización y el maltrato a los derechos humanos.
Los masones luchamos sabiamente por un mundo mejor donde reine un nuevo orden social, caracterizado por el sagrado respeto a la libertad, al orden, a la rectitud, a la igualdad de derechos, a la riqueza de recursos y valores, y a una fraternidad nacida de la moral y de la justicia; un Nuevo Orden Social embellecido sobre una dorada tribuna de sana convivencia. Los seres humanos tenemos derecho a sonreír y a encontrar el éxito y la felicidad hasta el último día de nuestra manifestación reiterada en este plano del que necesitamos sentirnos orgullosos de pertenecer.
Verdad o mentira, engaño u odio en Hispanoamérica
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco (1783-1830), mejor conocido como Simón Bolívar, fue un general venezolano de noble genealogía aunque se le atribuyan interferencias mestizas. En 1813 le fue concedido el título honorífico de Libertador por el Cabildo de Mérida en Venezuela, que, tras serle ratificado en Caracas ese mismo año, quedó asociado a su nombre. Los problemas para llevar adelante sus planes fueron tan frecuentes que llegó a afirmar de sí mismo que era «el hombre de las dificultades» en una carta dirigida en 1825 al general venezolano Francisco de Paula Santander, militar nacido en Villa del Rosario de Mérida, Venezuela, hoy Villa del Rosario de San José de Cúcuta, territorio otorgado en su oportunidad por el general José Antonio Páez a Colombia por rencillas de imagen y liderazgo entre éste y Santander.
En 1808 cuando Napoleón invade a España, los virreinatos españoles de América se sublevan primero contra Francia y luego proclaman su propia independencia, aprovechándose del resultante gran vacío de poder y el deslumbramiento de la Revolución Francesa. No fue una guerra de jóvenes naciones oprimidas contra un viejo invasor sino una guerra civil entre los partidarios de la independencia o centralistas y los partidarios de la corona o realistas.
El acaudalado militar Simón Bolívar, apoyado por Inglaterra (con quien intenta aliarse ofreciéndole Panamá y Nicaragua a cambio de 30 mil fusiles, 20 barcos y un millón de libras esterlinas) y desde Venezuela declara ferozmente guerra a muerte a los realistas y efectivamente la cumplió.
En el año 1813 después de la batalla de Tinaquillo, el general Bolívar arrasa una serie de pueblos venezolanos y pasa por las armas a todos los europeos y “canarios”, llamados así por Bolívar a los realistas.
En septiembre de 1813 decreta alistamiento forzoso y fusila a quienes se negaron a tomar las armas. En el mismo año fusiló a 69 españoles, sin juicio alguno. En Acarigua ordena matar a 600 prisioneros. En febrero de 1814 en Caracas, Valencia y La Guaira ordena la ejecución de 1200 civiles y comerciantes, y como escaseaba la pólvora los ejecutan amarrándolos y golpeándolos con palos, picas, sables y los remataba aplastándoles sus cabezas con grandes piedras; a los ancianos impedidos se los llevó al patíbulo sujetados a sus sillas para ejecutarlos. Así mismo, entre alcohol y sarcasmos sus soldados se sortean a quienes iban a asesinar sacando a los enfermos que se encontraban en los hospitales. Ajusticio a un grupo de indefensos náufragos civiles españoles en la Isla de Margarita secundado por otro despiadado carnicero nueva espartano: el general Juan Bautista Arismendi.
Ordenó asesinar sin piedad a los prisioneros de la batalla de Boyacá y sembró la muerte y el terror en el trayecto hasta Santa Fe. Sitió a Santa Fe y ordenó saquear y violar mujeres por 48 horas.
Cuando Bolívar llega a Caracas 7000 personas huyen de pánico quedando el 32% de la población caraqueña bajo su persecución. Saqueó a Caracas, Santa Fe, Cúcuta, Cartagena, fincas, comercios y casas de criollos sin reparo alguno creando dolor y desolación. Acaba con la clase industrial, comercial y productiva de Venezuela, hecho que todavía, y ahora menos, el país se ha recuperado.
Bolívar fue un sanguinario y ambicioso derrochador, embustero, injusto y promiscuo. Cuenta la historia que de niño maltrataba a los negritos hijos de los esclavos de su familia. Fue un personaje de aproximadamente 1.55 m de estura quien dejó hijos en España, Ecuador, Francia, Italia y América, irresponsabilidad sexual seguramente adquirida de la genética de su padre Juan Vicente Palacios, a quien la historia reseña como violador de mujeres.
Pablo Morillo llamado “el pacificador”, fue enviado por Fernando VII con muy poca tropa a calmar la situación en Venezuela y en la Nueva Granada, también ejecutó a muchas personas durante el llamado “régimen del Terror” pero bajo juicio, a diferencia de Bolívar (y con esto no justifico los crímenes de Morillo) quien, con escasas excepciones, no hizo juicio alguno sino que procedía cruelmente a ejecutar. Entre los personajes que Morillo ejecuta están Camilo Torres, Francisco José de Caldas y Antonio Villavicencio. Morillo firma un armisticio con Bolívar y se retira. ¿Por qué Bolívar no lo ajusticiaría?
El 4 de septiembre de 1816, antes de emprender la Segunda Expedición de Los Cayos, Simón Bolívar llegó a Haití tras estar a punto de naufragar, luego de verse envuelto en una violenta tempestad durante tres días. Se dirigió al Presidente de Haití Alejandro Petion, para apelar a su benevolencia y que lo ayudara a organizar un nuevo intento de recuperación de Venezuela. Bolívar en su viaje a Haití participó en rituales de vudú y magia haitiana pues es bien sabido que sentía afinidad por este tipo de actividades ocultistas las que cultivaba inclusive junto con su compañera sentimental, la dama ecuatoriana Manuelita Sáenz.
El dictador Bolívar fue un resentido que generó odio hacia España. Nunca actúo bajo el lema de “libertad, igualdad y fraternidad” emanados básicamente de los esquemas de la Revolución Francesa y de la masonería, sino a motu proprio debido a que España le había negado de su padre y de su abuelo el marquesado de San Luis y por el lado de su madre el noble título de conde Casa- Palacios.
No era una figura querida sino rechazada en Nueva Granada por su autocracia y crueldad, sin embargo, fue amparado por Camilo Torres quien aunque de tendencia federalista le brindó protección. De ahí la lucha de poder en la Nueva Granada con el general Santander a quien sí reconocían y aceptaban como político y como el Padre de las Leyes.
La guerra que se llevó a cabo en la Gran Colombia no fue realmente una guerra de independencia; fue una lucha fratricida o guerra de secesión donde no participaron negros ni indígenas sino los mismos criollos que se levantaron contra sus mismos padres españoles y sus hermanos que no coqueteaban con las políticas centralistas.
Bolívar y la influencia masónica
Fue iniciado en la Francmasonería en Londres, apadrinado por el generalísimo Francisco de Miranda en la Logia Lautaro y ante “El Ara de las Promesas”, juró acatamiento a los sagrados principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad que servían de lema a la Revolución Francesa”.
Fue iniciado de Aprendiz masón siendo su maestro iniciador el general curazoleño Manuel Carlos Piar, posteriormente recibe el grado de Compañero y alcanza el tercer grado de Maestro en París.
Por razones políticas se opuso a la Masonería, ya que su principal adversario Francisco de Paula de Santander era el líder de la masonería bogotana. El hombre de las leyes también era masón, había sido iniciado en la primera Logia que hubo en Bogotá, denominada Fraternidad Bogotana.
Aunque Bolívar supuestamente profesaba el ideario masónico, la mayoría de los masones importantes en la capital de la nueva república decidieron alinearse al lado de Santander, lo que provocó la animadversión del Libertador contra la masonería colombiana.
Fue la Masonería la que puso fin a la guerra a muerte entre venezolanos y españoles. Una Logia llamó al orden al también masón Pablo Morillo quien tantas veces había quebrantado sus deberes masones; Morillo inclinó la cabeza e hizo homenaje a la fraternidad cuando fue puesto entre columnas. Morillo y Bolívar habían llegado a un acuerdo entre masones.
En esta apasionante historia aparece un personaje llamado Manuel Carlos María Francisco Piar Gómez (1774 - 1817), exitoso militar venezolano de origen curazoleño, prócer de la Independencia de Venezuela. Hijo bastardo de José Francisco de Braganza, príncipe heredero de Portugal y Belén Jerez de Aristiguieta. Dentro de los anales de la historia republicana venezolana es reconocido como el Libertador de Guayana y Generalísimo Invicto, por haber disputado 24 batallas y no haber sido derrotado.
Manuel Piar y Bolívar
El general Piar tenía una imagen muy clara de Bolívar como un general poco exitoso en batallas, aunque nunca se lo hizo saber directamente por motivos netamente fraternales. Sin embargo, Bolívar sabía que si el general Piar continuaba en la contienda libertadora éste opacaría su gloria y ensombrecería su imagen, razón por la cual le hace un juicio con fines ejecutorios. Decía Bolívar en su manifiesto explicativo del 5 de agosto, “el general Piar ha formado una conjuración destructora del sistema de igualdad, libertad e independencia”, por lo que decide conjurar definitivamente un riesgo tan inminente e inmenso.
Detenido por Cedeño, fue trasladado a Angostura en Ciudad Bolívar, donde tras ser juzgado en Consejo de Guerra presidido por su coterráneo el almirante Luis Brion, fue pasado por las armas el 16 de octubre de 1817. En el momento de su ejecución solicita que no lo hagan de espalda como era la norma sino de frente; se rasgó la camisa en el pecho y se levantó la manga derecha del pantalón. Luego de la ejecución Bolívar exclamo: “Hoy es un día amargo en mi vida. He derramado sangre de mi propia sangre”.
Generalísimo Francisco de Miranda
Otro personaje masón de alta relevancia fue el generalísimo Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez (Caracas 1750 - San Fernando, Cádiz, 1816) Precursor del movimiento de emancipación de Hispanoamérica. Era hijo de un comerciante canario que había hecho fortuna en Venezuela. Francisco de Miranda estudió en la Universidad de Caracas y se alistó en el ejército español en 1771. Combatió en el norte de África, en las Antillas y en la intervención contra Gran Bretaña durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos; en 1781, su participación en el sitio de la colonia británica de Pensacola (Florida) le valió el ascenso a teniente coronel.
Durante su estancia en Francia, apoyó al lado de Maximilien Robespierre la Revolución Francesa, que le nombró mariscal de campo, sirviendo para la conquista francesa de los Países Bajos.
En 1806 regresó a Venezuela, habiendo conseguido promesas de ayuda por parte de la zarina Catalina II de Rusia con quien sostuvo una íntima amistad, del presidente norteamericano Thomas Jefferson y, sobre todo de William Pitt el Joven, primer ministro de Gran Bretaña, de cuyos intereses geoestratégicos se convirtió en agente.
El generalísimo Miranda fue quien en 1806 y a bordo de la goleta Leander trajo enarbolado el tricolor de la bandera que actualmente es símbolo patrio en Venezuela, Colombia y Ecuador. Debe ser gratamente reconocido como un ícono de la libertad de EE UU, Francia e Hispanoamérica.
El pintor venezolano Arturo Michelena representó el cautiverio del precursor en el
célebre lienzo Miranda en La Carraca (1896), la cárcel española en la que falleció.
Desacreditado por sus errores políticos y militares, y enfrentando tanto a los republicanos radicales como a los terratenientes conservadores, el gran estratega de la independencia, inminente masón grado 33, el generalísimo Francisco de Miranda fue traicionado y arrestado por Bolívar para ser entregado a los realistas, quienes le enviaron preso a España, donde moralmente destrozado, sin pena ni gloria, trascendió hasta el Oriente Eterno.
Últimos días de Bolívar
El dictador debido al abandono de sus pocos o ningunos amigos, al agotamiento natural, y a efectos espirituales muy marcados de sus macabros rituales esotéricos, muere enfermo de tuberculosis pulmonar y de otra enfermedad crónica que nunca pudo resolver.
La (TBCP) es una enfermedad infecciosa, causada por una bacteria conocida como Bacilo de Koch y asociada con condiciones de hacinamiento y con factores de depresión inmunológica como la desnutrición y stress social. Los pacientes con diagnóstico de TBCP, presentan cuadros adicionales de ansiedad, depresión, hipocondriasis e incluso síntomas paranoides.
Pobreza, olvido e insuficiencia en el lecho de muerte del Libertador.
Reflexiones
Los seres humanos somos una mezcla de errores y de aciertos y por supuesto Simón Bolívar nunca sería la excepción. Bolívar aunque ambicioso y sanguinario fue un incansable luchador y estratega por unos ideales, los cuales si no fueron realizados de manera ortodoxa a la luz de la verdad, fueron sus ideales. El problema radica en que si ponderamos sus errores y sus aciertos la balanza posiblemente no lo favorecería.
Simón Bolívar es un arquetipo no convencional del plano sutil que dadas sus conductas, acciones y comportamientos debe ser guardado con mucha prudencia. Nunca profanar su enigmático sarcófago ni descubrir el pesado manto de su alma; quienes un día lo hicieron cometieron un error que solo el astral se lo recordará.
Nuestra bella y amada República de Venezuela necesariamente debe modificar sus remembranzas, moneda y demás íconos bolivarianos si desea algún día, ojalá muy cercano, recobrar su noble y merecido status.
Lamentablemente el obscuro y mal intencionado gobierno castro-chavista de turno ignora el dolor y la miseria a la que ha llevado y lleva a una sociedad digna y posiblemente ingenua; toda una satánica parafernalia para esconder su mega riqueza derivada del narcotráfico y el saqueo al oro y al petróleo, y camuflar su intrínseca maldad. Pero lo más indigno y degradante es que los integrantes de este repugnante y corrupto gobierno conocen perfectamente la historia negra y oculta de Bolívar. Lo más aberrante y más “brillante” idea evacuada de las negras entrañas de estos delincuentes fue un ceremonioso juramento que estos esbirros del gobierno solemnemente hicieran hacia una estricta emulación bolivariana. Estamos perfectamente seguros que este gobierno de narco-proscritos asesinos, quienes también infiltraran la Gran Logia Masónica de Venezuela, desconoce racionalmente el campo espiritual donde juegan a sus perversas maquinaciones.
La historia la narran los historiadores iluminados por su propia lente y orientación. Una cosa es leer la narrativa histórica Salvador de Madariaga y otro el del venezolano Francisco Herrera Luque sobre la imagen de Bolívar. De todas maneras endiosar a los hombre no es un buen negocio ya que la historia más tarde que temprano se encargará de desenmascararlos.
Enseñar a los niños mentiras acomodando verdades es un atentado sin precedentes a una generación que argumentará sus ideales en bases débiles y defectuosas.
Instruir a los adolescentes con solo una parte “divina”, altruista y armoniosa de la obligatoria y acomodada cátedra bolivariana, es una verdadera ofensa a la idiosincrasia de los pueblos.
Bolívar no fue un cuasi-dios, ni tampoco un dechado de virtudes. Desconozco hasta cuándo viviremos salpicados de falsas creencias y películas en blanco y negro por el solo hecho de ocultar perversas intenciones para favorecer tempestuosos intereses personalistas.
La opaca actuación de Bolívar con su entorno humano y especialmente contra los principios masónicos, es un tema lamentable sobre el cual si yo tengo mi propia y sólida posición como hombre y como masón, tampoco soy juez para soslayarla. Ustedes, QQ:.HH:. y entrañables amigos tienen la última palabra.
Que todos seamos eternamente felices.
Felas du Richard
Caballeros Masones Élus Cohen del Universo, JEG
En la República Democrática de Colombia, septiembre de 2017, año m:. 6017
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