A: L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:.
Felas du Richard
Caballeros Masones Élus Cohen del Universo
Introducción
A través de la historia se ha tenido especial consideración con el tema de los misterios o aspectos incomprensibles para la mente humana, difíciles de entender o de interpretar clasificados como acontecimientos sin respuestas pero donde la probabilidad de ser resueltos está siempre latente. El misterio camina siempre asociado a la ignorancia, siendo además temporal y circunstancial como una nube bajo el sol.
Pero misterio también incluye la circunstancia de hacer algo en reserva o de manera cautelosa, como en siglos pasados con las llamadas escuelas filosóficas, escuelas de misterios, o escuelas del pensamiento. El mantener en reserva algunas informaciones dentro de un grupo de adeptos, permite conservar en un nivel significativo de vigencia la posibilidad de acierto pragmático, al tiempo que selecciona al grupo de personas que cumplen determinados requisitos, o vibran en determinada frecuencia para acceder archivos clasificados.
La Masonería es una escuela del pensamiento diseñada para estructurar al hombre, reconocer sus falencias y despertar sus virtudes como individuo, validar sus derechos y razonar sus deberes como entelequia social, y enriquecer su potencial cognoscitivo como integrante de la plusvalía humana. Dentro de ese abanico de bondades se manejan una serie de informaciones que identifican al hombre con la naturaleza y a la verdad con la eficiencia del conocimiento. Estas informaciones de corte masón solo se transmiten a quienes demuestran compromiso, progreso, pragmatismo y deseos inquebrantables de continuar su proceso evolutivo. Esta biblioteca de bases y principios se plasma en un legado de misterios de discreto y meritorio acceso y se almacena en el templo del comportamiento humano que los Élus Cohen han etiquetado como los Misterios Élus del Universo.
Leyes universales
Los universos se interrelacionan, y sus partes se comportan de manera inteligente, sujetos a Leyes Universales sabiamente establecidas. Sin la presencia de la ley que garantiza el orden y la armonía, sobrevendría el caos o confusión como una coherente consecuencia del incumplimiento de la ley. La entropía es la degradación energética de un sistema donde se infringieron las leyes.
Primera ley: El Todo y La NADA son energía
Leyes universales
Los universos se interrelacionan, y sus partes se comportan de manera inteligente, sujetos a Leyes Universales sabiamente establecidas. Sin la presencia de la ley que garantiza el orden y la armonía, sobrevendría el caos o confusión como una coherente consecuencia del incumplimiento de la ley. La entropía es la degradación energética de un sistema donde se infringieron las leyes.
Primera ley: El Todo y La NADA son energía
Las escuelas de los grandes misterios, muchas de las cuales aún continúan activas, han mantenido ritos, ceremonias y ejercicios convencionales asociados generalmente a la mente, al cerebro, a las emociones o al alma, y al espíritu. Sin embargo, todos estos tópicos encierran un común denominador que los correlaciona y hace afines llamado sencillamente energía. La energía es la vida, es actividad, dinamismo, versatilidad y eternidad sin antagonismos.
La energía no se aprecia en estado potencial, hasta que se aglutina en forma de enormes moléculas, pero es percibida por la conciencia; lo que se observa físicamente en el universo como aspecto tangible es solo el 0.0000000000000001618 % de lo que existe, girando velozmente en forma de micro-partículas sobre sus spines o inteligentes ejes dimensionales.
Desde el lápiz, el papel, el pensamiento, la verdad, la luz, la oscuridad, el vacío, las galaxias, el amor, el apego, el hombre, la emanación, hasta El Innombrable, son energía. Desde el momento que se inicia la emanación surgen las 5 energías o tattvas que interrelacionadas conforman la materia;
ENERGÍA COLOR SENTIDO MANTRAM
Akasa (éter)........Incoloro.....Sonido.....Harrí
Vayu (aire)........Blanco.......Tacto......Pan
Agni (fuego)......Rojo..........Calor......Ram
Apas (agua).......Azul..........Sabor......Vam
Prithivi (tierra)......Amarillo.....Olor....... Lam
El Emanador es la energía Innombrable Que se encuentra más allá del Todo; cabalísticamente en el Ain, la NADA o Causa Prima del efecto cósmico. La NADA corresponde a la infinita eternidad, -mental y filosóficamente incomprensible- desde donde es emanada la energía del Todo, la vida. El Emanador es el Padre del Todo, más allá de la vida pero desde donde ella surge.
El Árbol de la Vida es el esquema diagramático más sencillo y profundo para explicar el Ain (NADA) y los 10 sephiroth y sus vasos comunicantes que representan el Todo o la emanación. El Árbol de la Vida se encuentra perfectamente interrelacionado en una sola unidad.
Segunda Ley: El Todo es Emanación
De la energía de El Emanador se deriva la emanación, el Davar hebreo o la matriz quántica de la manifestación, y de ella la existencia o el Todo en forma de paquetes energéticos quánticos, inteligentes, coexistiendo en la eternidad.
El concepto de quantum se relaciona con ciertos saltos de la energía al emitir o absorber radiación. Leonardo Da Vinci fue el primer personaje que se inquietó por este fenómeno; sin embargo, el físico alemán Max Planck fue el principal responsable del desarrollo de la teoría quántica.
Lo que existe como elemento vital, tangible o etéreo, es la emanación expresada en la decisión de una Voluntad Superior. En la divinidad absoluta no existe ni la acción, ni el espacio, ni el tiempo. La realidad subyacente de todas las cosas es eterna, solo persiste la eternidad.
EMANADOR + Emanación = D ´S
La NADA + el Todo = D ´S
Absolutamente todo lo que existe es D´S
El Padre no creó, emanó Su esencia en forma de energía inteligente de tal manera que la existencia fuera un perfecto programa necesario para ordenar la vida con una enorme plasticidad para adaptarla al desarrollo armonioso de las circunstancias.
Resultan los Elohím o dioses de luz sin emociones ni cuerpo físico. Aparecen luego seres densos e inteligentes en diferentes puntos del cosmos, para culminar con el hombre que es continuidad Elohím con una estructura física genética aunada a un cuerpo de emociones, más la energía de la animación representada en forma de espíritu que incorpora la Conciencia Cósmica. La diferencia entre el hombre y los primeros Elohím radica en el proceso de formación: los Elohím de esencia evolucionada, el hombre consecuencia Elohím en estado de evolución.
El humano va genéticamente copiando al hombre en los diferentes universos, galaxias y sistemas solares. Se forman las sociedades planetarias en ambientes donde puedan adaptarse al juego del retorno hacia la Causa Prima y la energía espiritual se vuelva a fundir con el origen.
El hombre de la Tierra aparece como resultado de una interacción cromo-somática de ingeniería genética cósmica, originalmente proveniente de seres de la constelación de Lira, creado a su imagen y semejanza, dotado dentro de las puras y mejores intenciones, y regido por la ley de la evolución. Pero nuestra entidad humana y código vital original fue posteriormente intervenido en su estructura genética, básicamente en la configuración del cromosoma 1 (que se relaciona con la auto-regulación frecuencial y la inmortalidad) por seres viajeros de Orion y de Sirius, quienes luego figuraran como dioses crueles y dominadores. Estas entidades del espacio exterior posteriormente vivieron y reinaron incorporados a nuestra civilización en Mesopotamia y en América del Sur aportando también elementos progresistas y culturales, a un comprometedor costo, sobre los cuales existen actualmente innegables evidencias arqueológicas como las misteriosas pirámides.
Tercera ley: La energía es vibración
La vibración es una consecuencia del movimiento. Todos los objetos aunque aparenten inmóviles, resultan de una composición molecular vibrando a altas frecuencias.
La luz es movimiento posible de observar en su veloz desplazamiento - 300.000 kilómetros por segundo en la tercera dimensión- vibrando a diferentes frecuencias, dependiendo del respectivo espectro cromático. Las tinieblas corresponden a movimientos vibratorios inversos a la luz. Las ondas solares, las frecuencias eléctricas, el magnetismo, el pensamiento, los órganos y las diferentes moléculas se ajustan y son posibles funcionalmente gracias a la ley de la vibración.
Cuando algún código se modifica al cambiar su frecuencia vibratoria específica, cambia de inmediato su aspecto funcional intrínseco, como sucede con los órganos humanos y sus correspondientes estados patológicos cuando desde el cerebro se alteran y también se reparan sus respectivas frecuencias vibratorias.
Las anomalías de los países se manifiestan cuando se modifican las frecuencias de sus respectivos egrégores (energía resultante de la ∑ de pensamientos de sus connacionales) y se “sanan” reestableciendo estas poderosas moléculas energéticas con nuevos ordenamientos sociales impartidos desde el núcleo de cada país.
Cuarta ley: La materia se transforma nunca se destruye
Es el concepto clásico de la integridad o indisolubilidad de la energía que explica cómo la materia por ser energía no se destruye, solo puede transmutarse a otros estados de la misma materia. Las partículas atómicas se transforman en elementos y éstos en insumos para luego ser transmutados en el círculo vicioso de la materia.
La naturaleza se encuentra en movimiento continuo y generación permanente. La inercia o propiedad que tienen los cuerpos de permanecer en estado de relativo reposo no es una propiedad aplicada a la belleza de nuestro maravilloso entorno.
La muerte no existe pues correspondería a un estado de inercia con tendencia perfecta a la destrucción. La “muerte” eterna es una ilusión nacida del engaño religioso y de la ingenuidad de algunos hombres. Solo se trasciende desde la materia a planos dimensionales superiores. Al producirse la desencarnación o retiro de la energía física corpórea, -que sirve al hombre como
medio de presencia y evolución en el plano físico- la materia no desaparece como normalmente se cree; comienza un estado de transmutación, formando parte de una serie de nuevas combinaciones moleculares. Es más fácil hablar de metamorfosis corpórea que de muerte total.
Realmente no hay muerte sino transición del cuerpo sutil hacia otros planos y transmutación de la materia en el plano físico. Ni siquiera el fuego puede extinguir la materia, solo transformarla como se evidencia en la sigla que supuestamente aparecía en la cruz del Gólgota “ INRI ” o Ignae Natura Renovatur Integra: la naturaleza se renueva por el fuego.
Quinta ley: Cualquier acción genera reacción en el mismo sentido
Esta ley es conocida como ley de Causa y Efecto implicando que en el universo cualquier movimiento tiene su propia resonancia. Todos los fenómenos, pensamientos y acciones tienen su causa y por lo tanto generan su propio efecto. Los hechos, los acontecimientos y las consecuencias son causales, no casuales; son el bumerán de nuestra conducta. La causalidad es aplicada tanto en el plano físico como en planos sutiles debido a que ni siquiera la desencarnación aparta el efecto de su causa; implacablemente se cosecha lo que se siembra.
El más leve ruido que se produzca tendrá su propia onda propagadora. Si se planta honestidad se recoge confianza; si se planta bondad se recogen amigos; si se planta humildad se recoge grandeza; si se planta perseverancia se cosecha éxito; si se planta ternura se recoge amor. Si se siembra a Dios se recoge Liberación.
Dentro del libre albedrío que la naturaleza ha generosamente aportado, es donde el hombre puede adelantar y crecer positivamente, si se lo propone. Nuestras inconsistencias, enfermedades y amarguras personales y sociales son una respuesta del merecimiento propio; no existe otro destino distinto del que los hombres determinan con sus actos. No son leyes injustas, son resultados de justicia en honor al uso del libre albedrío en un camino hacia la perfección donde el tiempo es ausente y solo el espacio por recorrer es la norma.
La Ley de Causa y Efecto es también conocida en Oriente como la Ley del Karma. Esta ley explica con claridad el por qué se marcan eventos positivos y negativos en nuestra vida y en el sueño de la vida. No es una situación de azar o de la suerte como algunos pretenden hacerlo creer. La Ley de causa y efecto o ley del karma indica que a todo efecto lo acompaña una causa anterior y que toda acción tiene su propia reacción. Esta ley aunque no es muy reconocida conscientemente en occidente, es la que origina el resultado algunas veces negativo y otras veces positivo de nuestras realizaciones. Nada entonces es gratuito, todo lo que nos sucede tanto positivo como negativo es causado por nosotros mismos, ya sea en pensamiento, palabra, obra u omisión.
Acciones negativas, deseos insatisfechos y objetivos inconclusos generan retorno
Absolutamente nadie nos impone nada; somos instrumentos para que la ley se cumpla en cada uno de acuerdo al tamaño de la causa. Debido a la ley de causa y efecto experimentamos reacciones permanentes enraizadas en las dos vertientes definidas del ciclo de placer y de dolor.
La energía universal es recibida por el Atman quien la envía a los chakras para ser distribuida al cuerpo. Estas líneas eléctricas pueden ser opacadas por el karma, que actúan como campo de interferencia sobre la circulación energética trayendo por consecuencia la enfermedad y el dolor.
Todo karma se refleja en el Atman, el cual tiene a su vez se refleja en los siete chakras básicos donde serán energéticamente grabados los karmas que deban pagarse en una nueva vida. El karma puede definirse como la ley infalible que ajusta el efecto a la causa para conservar el equilibrio de la gran maquinaria universal.
Clasificación de los Karmas
1. Karma reflejo
.- Este es la reacción inmediata de dolor que se sufre por una acción negativa efectuada en el momento de su realización. Con este dolor físico o emocional se paga el error consciente o inconsciente con el propósito de depurar el peso de la acción incorrecta.
2. Karma genético
.- Este es el karma que sufre aquel ser que ha decidido nacer en una vivencia de sufrimiento físico o moral y que ha nacido mutilado, con taras genéticas o con patologías que lo limitan. El ser ha decidido tomar ese camino para poder a través del sufrimiento continuado depurar su karma que durante vidas pasadas ha representado una carga muy pesada.
3. Karma de Pareja
.- Este es el Karma que comparten una pareja, sea porque uno internaliza el error de otro, o porque ambos han sido los causantes del mismo. También la ley del karma puede dividir un karma muy fuerte en dos. Cuando dos personas se casan o se relacionan sexualmente se hacen “uno” y el Karma es así compartido; todo karma que se adquiere por compromiso se comparte. En el matrimonio siempre se comparten los karmas de ambos conyugues. La promiscuidad implica expansión irresponsable y luego lamentable de karmas. La ignorancia no salva la consecuencia. Al contraer relaciones con viudos o separados, se contaminan los contrayentes con el karma que quedará atrapado en sus respectivos cuerpos emocionales. El matrimonio con viudo (a) es un hogar de tres.
4. Karma de Familia
.- Es el karma que le corresponde a una familia que habiéndose unido en matrimonio tienen uno o dos o varios hijos nacidos en el seno del hogar o adoptados, que nacen con problemas mentales o físicos. Se le denomina karma familiar, ya que no solo el niño está pagando un karma personal sino que se ha ligado a su familia que necesita vivir dicho karma, quienes simultáneamente sufrirán la respectiva carga kármica. De esta manera todos depuran cargas negativas de reencarnaciones pasadas.
.- Al cambiar de una ciudad a otra se presenta una contaminación de las nuevas buenas y malas costumbres junto con las runas del lugar. Todas las ciudades tienen su propio Karma.
6. Karma de nación
.- Cada nación ha adquirido su propio karma regional junto con las personas que en él nacieron y/o habitan. Puede observarse que existen países en nuestro planeta que son más karmáticos que otros por presencia acentuada de dolor, de pobreza, de violencia, de escasez, de extracción de recursos y de ignorancia.
7. Karma Planetario
.- Tenemos que reconocer que el nivel evolutivo en que se encuentra nuestro planeta, lo hace ser un planeta karmático, o sea un planeta de expiación destinado a que algunas almas con necesidad de pago kármico vengan a evolucionar a través del dolor entre muchas otras experiencias. La Tierra es un planeta muy especial diseñado como trampolín evolutivo donde inclusive muchas almas evolucionadas desean habitarla. Los planetas que se podrían contar por miles de billones, son como los países, unos desarrollados y otros en vía de desarrollo en los cuales la rectitud y el servicio desinteresado a nuestros congéneres evidencian la clave evolutiva.
Los pensamientos, palabras y acciones no pasan desapercibidos. Es este el significado del Ojo de Horus o la implacable omnivisión de trescientos sesenta grados del ojo que todo lo ve.
El karma es un paradigma de justicia, respuesta de conductas y de comportamientos intrínsecamente asociados a la ley de Causa y Efecto. Quien no supere el karma negativo no evitará la próxima venida ni las circunstancias de su retorno. El karma negligente se hizo para ser superado y no para incorporarlo con resignación a un estilo de vida. Pobretearse como designio de D´s significa crear pobreza, ignorancia e involución; el destino humano no depende de D´s sino de las acciones propias del hombre y solo la superación y el altruismo lo aproximan hacia su reintegración. “Quien me recuerde alcanzará Mi gloria y de hecho me alcanzará”.
8. Karma Dharma reconciliador
.- Es tal vez la transacción más digna, justa y perfecta que registra la armonía suprema. Cuando un hombre asesina o le genera un dolor intenso a algún congénere, marca un esquema de venganza difícil de consolidar. Es entonces cuando la misma ley divina los envía en su momento a nacer como hermanos gemelos o como madre e hijo, de tal manera que el amor tiña con ternura la deuda contraída y se borren eternamente las amargas huellas del error.
La Ley del Karma brinda la oportunidad de depurarnos para eliminar el efecto de todas las acciones negativas que hemos realizado. Cada existencia de la Pluralidad de Existencias, es una de muchas oportunidades para reaccionar en función evolutiva. Cada vida es una experiencia y una oportunidad para que esta deuda finalmente se pague siguiendo el código moral cósmico. Los humanos nacen programados de acuerdo a su record kármico. Traemos deudas contraídas en encarnaciones pasadas y ello explica claramente el por qué estamos sufriendo alguna situación cuando en nuestra presente actuación aparentemente no la hemos generado. Hay deudas pendientes no reconocidas conscientemente que se tienen que pagar tarde o temprano para romper los eslabones que nos atan a la cadena de sufrimiento y de estancamiento evolutivo.
Sexta ley: El Todo evoluciona hacia el origen
El todo es dinámico, nunca estático. La entidad o proceso que no evoluciona tiende a la obsolescencia y de allí a la entropía. El hombre necesita depurar su condición humana para entender su posición divina. Por medio del trabajo altruista, recto y productivo, el hombre puede en la continuidad de la vida entender su condición humana y llegar como el Kristus a identificar y sublimar su posición divina. Es este el proceso evolutivo hacia planos superiores hasta alcanzar el infinito origen que mora en el vértice de la realización superna.
El Todo vibra en forma de ondulaciones quánticas generando sonido cósmico que hasta el silencio interpreta su acompasada y sobrenatural melodía. El Todo se traslada bajo un ordenamiento perfectamente programado. El Todo es una suma de partes que se complementan como la cadena ordenada de la manifestación. La existencia evoluciona y hasta los campos de antimateria evolucionan solo que lo hacen en universos no paralelos distantes y con programaciones cuánticas hacia planos dimensiones desconocidos; sus conformaciones atómicas son atípicas a las convencionales pero indispensables en un universo enmarcado en el orden sistémico de la concepción.
Lo que se manifiesta cósmicamente está sujeto a la evolución y al ascenso hacia planos superiores. Los universos, las galaxias, los sistemas solares y los reinos de la naturaleza arcangélico, angélico, supra-humano, humano, animal, vegetal, mineral, atómico y supra-sutil, están sujetos a la ley de la evolución y la complementariedad. Hasta los Avatares y los dioses evolucionan porque el camino hacia la plena perfección es infinito.
El humano de tercera dimensión se rige por el principio de la pluralidad de existencias que se manifiesta en partidas y regresos, transiciones y reencarnaciones, entre la tercera dimensión y la cuarta dimensión hasta que la frecuencia vibratoria del ser esté apta para ascender a un plano superior. Este es el fenómeno reconocido como reencarnación, cuando la parte anímica del ser vuelve a vestir un cuerpo para preparar el camino hacia el Absoluto una vez aprendidas las lecciones de la vida y superados todos los compromisos adquiridos, los objetivos y deseos adquiridos en dimensiones inferiores.
Para encontrarse en el estado actual, el hombre ha venido avanzando desde su más básica partícula energética supra-sutil, donde estuvo implantada la chispa divina, hasta la gran molécula humana. Y para correlacionarse en este plano ha tratado de cuantificar la eternidad dando como consecuencia el comodín del tiempo. Hace aproximadamente 75.000 años la etapa de hombre primitivo aparece en este planeta. Cada uno de los periodos evolutivos se divide en 25.000 años de duración promedia. Así, tenemos que un alma que decide iniciar su evolución en el mundo de la materia densa permanece tomando diferentes vehículos físicos de acuerdo al nivel en el que se encuentre durante 25.000 años en cada nivel y en diferentes reencarnaciones. Una vez que ha aprendido lo suficiente de ese nivel y lo ha demostrado, pasa automáticamente al siguiente.
El ser en estado evolutivo continúa tomando diferentes vehículos físicos de manifestación y durante su primera etapa se mantiene habitando un mundo a nivel de humanoide con cerebro pero sin esferas mentales donde desarrolla básicamente sensibilidad y precaución, generando estados rudimentarios de comportamiento. Son muchos los planetas de nuestra galaxia u otras galaxias que se encuentran actualmente en dicho nivel. Son escenarios que permiten la evolución y la experiencia en la primera etapa evolutiva.
La teoría evolucionista de Darwin presenta una profunda inconsistencia al inferir que el hombre proviene selectivamente del mono; evidentemente esta teoría es falsa, toda vez que el alma humana cuando decide iniciar su evolución en el mundo de la forma se inicia a través de un humanoide, -con la formación primaria de los chrakas o vórtices energéticos y un agudo desenvolvimiento del instinto- y no del mono que se corresponde a otra muy diferente especie animal. Basta con remitirse al génesis bíblico para comprender cómo se fueron creando en la Tierra cada una de las especies, donde la última en aparecer con participación genética de seres del espacio exterior, fue la especie humana a imagen y semejanza de nuestros padres genéticos: <…hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza>.
Una vez finalizada la etapa de humanoide se ingresa a la etapa cavernícola, donde las esferas mentales ya han sido insertadas y se inicia un proceso de desarrollo muy básico y primitivo desde donde se aprecia algún avance evolutivo en la emocionalidad interactuando con el instinto. Así continúa la evolución. Sin embargo para la mayoría, dado su lamentable comportamiento van siendo conducidos al estancamiento que no es otra cosa que un retroceso o involución pasiva en un periplo sin tiempo. Partirán y se regresarán, reencarnando en el ascensor meritorio hasta encontrarse energéticamente preparados para ingresar a otras dimensiones.
El hombre no regresa a estados involutivos ni a frecuencias diferentes excepto el infeliz suicida, quien luego de alcanzar la cuarta dimensión y pagar allí drásticamente su error por transgresión a la vida, es implacable e inexorablemente remitido por el Tribunal Kármico y por correspondencia frecuencial a espacios de antimateria donde el suicida se transforma en doloroso pasajero de insospechada metamorfosis hacia espacios primitivos.
En el planeta Tierra existimos muchos seres humanos en diferentes niveles de conciencia dentro del rango de 25.000 años de evolución; esto explica con claridad las diferencias que atribuimos al subdesarrollo evolutivo de muchos congéneres, y especialmente de algunas naciones asociadas deliberadamente a la marginalidad e indiferencia de otras naciones hermanas. Al término del ciclo humano en este planeta, es decir, cuando se cumplan los 25.000 años calendario de nivel humano, en fecha muy próxima de la era de Acuario, el planeta Tierra pasa a ser paulatinamente habitado por supra humanos de quinta dimensión. Una vez modificado el código genético humano junto con las diferentes estructuras geofísicas del planeta, el hombre habrá sido trascendido junto con la Tierra o Gaia (una deidad multidimensional), a otra dimensión.
Para evolucionar es necesario trascender. “Morir” significa continuar, así como para nacer morimos. Se requiere desencarnar para volver a nacer. ¡Esta es la ley inexorable que rige la cuarta dimensión para alcanzar la quinta y continuar!
El humano de tercera dimensión se rige por el principio de la pluralidad de existencias que se manifiesta en partidas y regresos, transiciones y reencarnaciones, entre la tercera dimensión y la cuarta dimensión hasta que la frecuencia vibratoria del ser esté apta para ascender a un plano superior. Este es el fenómeno reconocido como reencarnación, cuando la parte anímica del ser vuelve a vestir un cuerpo para preparar el camino hacia el Absoluto una vez aprendidas las lecciones de la vida y superados todos los compromisos adquiridos, los objetivos y deseos adquiridos en dimensiones inferiores.
Para encontrarse en el estado actual, el hombre ha venido avanzando desde su más básica partícula energética supra-sutil, donde estuvo implantada la chispa divina, hasta la gran molécula humana. Y para correlacionarse en este plano ha tratado de cuantificar la eternidad dando como consecuencia el comodín del tiempo. Hace aproximadamente 75.000 años la etapa de hombre primitivo aparece en este planeta. Cada uno de los periodos evolutivos se divide en 25.000 años de duración promedia. Así, tenemos que un alma que decide iniciar su evolución en el mundo de la materia densa permanece tomando diferentes vehículos físicos de acuerdo al nivel en el que se encuentre durante 25.000 años en cada nivel y en diferentes reencarnaciones. Una vez que ha aprendido lo suficiente de ese nivel y lo ha demostrado, pasa automáticamente al siguiente.
El ser en estado evolutivo continúa tomando diferentes vehículos físicos de manifestación y durante su primera etapa se mantiene habitando un mundo a nivel de humanoide con cerebro pero sin esferas mentales donde desarrolla básicamente sensibilidad y precaución, generando estados rudimentarios de comportamiento. Son muchos los planetas de nuestra galaxia u otras galaxias que se encuentran actualmente en dicho nivel. Son escenarios que permiten la evolución y la experiencia en la primera etapa evolutiva.
La teoría evolucionista de Darwin presenta una profunda inconsistencia al inferir que el hombre proviene selectivamente del mono; evidentemente esta teoría es falsa, toda vez que el alma humana cuando decide iniciar su evolución en el mundo de la forma se inicia a través de un humanoide, -con la formación primaria de los chrakas o vórtices energéticos y un agudo desenvolvimiento del instinto- y no del mono que se corresponde a otra muy diferente especie animal. Basta con remitirse al génesis bíblico para comprender cómo se fueron creando en la Tierra cada una de las especies, donde la última en aparecer con participación genética de seres del espacio exterior, fue la especie humana a imagen y semejanza de nuestros padres genéticos: <…hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza>.
Una vez finalizada la etapa de humanoide se ingresa a la etapa cavernícola, donde las esferas mentales ya han sido insertadas y se inicia un proceso de desarrollo muy básico y primitivo desde donde se aprecia algún avance evolutivo en la emocionalidad interactuando con el instinto. Así continúa la evolución. Sin embargo para la mayoría, dado su lamentable comportamiento van siendo conducidos al estancamiento que no es otra cosa que un retroceso o involución pasiva en un periplo sin tiempo. Partirán y se regresarán, reencarnando en el ascensor meritorio hasta encontrarse energéticamente preparados para ingresar a otras dimensiones.
El hombre no regresa a estados involutivos ni a frecuencias diferentes excepto el infeliz suicida, quien luego de alcanzar la cuarta dimensión y pagar allí drásticamente su error por transgresión a la vida, es implacable e inexorablemente remitido por el Tribunal Kármico y por correspondencia frecuencial a espacios de antimateria donde el suicida se transforma en doloroso pasajero de insospechada metamorfosis hacia espacios primitivos.
En el planeta Tierra existimos muchos seres humanos en diferentes niveles de conciencia dentro del rango de 25.000 años de evolución; esto explica con claridad las diferencias que atribuimos al subdesarrollo evolutivo de muchos congéneres, y especialmente de algunas naciones asociadas deliberadamente a la marginalidad e indiferencia de otras naciones hermanas. Al término del ciclo humano en este planeta, es decir, cuando se cumplan los 25.000 años calendario de nivel humano, en fecha muy próxima de la era de Acuario, el planeta Tierra pasa a ser paulatinamente habitado por supra humanos de quinta dimensión. Una vez modificado el código genético humano junto con las diferentes estructuras geofísicas del planeta, el hombre habrá sido trascendido junto con la Tierra o Gaia (una deidad multidimensional), a otra dimensión.
Para evolucionar es necesario trascender. “Morir” significa continuar, así como para nacer morimos. Se requiere desencarnar para volver a nacer. ¡Esta es la ley inexorable que rige la cuarta dimensión para alcanzar la quinta y continuar!
Normalmente el hombre puede preguntarse para donde va cuando “muere” (desencarna) pero casi nunca se pregunta de dónde viene cuando “nace” (encarna). La respuesta es inequívoca: va para el mismo sitio de la cuarta dimensión desde donde procedió. Cuando nace requiere pasar por un túnel vaginal donde alguien lo recibe, de la misma manera que cuando desencarna debe pasar por un túnel entre los dos hemisferios cerebrales donde al final alguien lo recibe. Las cesáreas por corresponder a estados atípicos del alumbramiento en esta dimensión van a intervenir posteriormente el curso normal y natural del individuo.
La oportunidad de rectificación está siempre latente fruto de la justicia y la benevolencia. Solo los ingenuos suicidas tienen un tratamiento acorde con su cobardía. El espíritu divino emerge del Absoluto para regresar a Él. Los procesos de ir, venir y continuar hasta culminar, es solo un juego de la divinidad al que nunca, nunca hay que temer. ¿Pero qué es lo que sucede al momento de desencarnar?
La energía de los cuerpos sutiles se separa del cuerpo denso al romperse el cordón plateado atado al cerebelo, pasando por un túnel oscuro y confuso que se sucede cuando la energía va transitando por el espacio comprendido entre los dos hemisferios cerebrales.
La oportunidad de rectificación está siempre latente fruto de la justicia y la benevolencia. Solo los ingenuos suicidas tienen un tratamiento acorde con su cobardía. El espíritu divino emerge del Absoluto para regresar a Él. Los procesos de ir, venir y continuar hasta culminar, es solo un juego de la divinidad al que nunca, nunca hay que temer. ¿Pero qué es lo que sucede al momento de desencarnar?
La energía de los cuerpos sutiles se separa del cuerpo denso al romperse el cordón plateado atado al cerebelo, pasando por un túnel oscuro y confuso que se sucede cuando la energía va transitando por el espacio comprendido entre los dos hemisferios cerebrales.
Mientras se desplazan los cuerpos etéricos se pasa revista de los pasos vividos hasta que se observa al final del túnel una luz blanca pura junto con un ser de la cuarta dimensión esperando la llegada, a manera de bienvenida, en un espacio multidimensional de belleza indescriptible.
Después de algún corto tiempo la entidad trascendida es conducida ante el Tribunal Kármico donde deciden de acuerdo al proceso evolutivo alcanzado -medido en términos de frecuencias vibratorias, inscritas en las runas o registro inequívoco del patrón conductual,- si se continúa en la cuarta dimensión. Se permanece allí en cuarta dimensión hasta que desaparezca el cuerpo de emociones para regresar luego a la tercera dimensión, o alcanzar una dimensión superior para fundirse con su Yo Superior y luego de incontables eones en el no tiempo alcanzar El Absoluto.
En caso de reencarnar en la tercera dimensión se le permite la opción de decidir las condiciones según el karma y se le asignan el ambiente y los padres que se encargaran de su aprendizaje. Las esferas mentales iniciales se limpian para posteriormente ser insertadas en un ser que a manera de neonato estará naciendo.
Séptima ley: Lo que existe es positivo y negativo en polaridad
La estructura del universo es dual energéticamente en su manifestación, conformado por polaridades positivas y negativas. El ying y el yang demuestran en su profundidad que la emanación lleva implícita un principio masculino y un principio femenino que se atraen y se complementan, construyendo así una molécula de equilibrio universal.
Los opuestos sólo se diferencian en grados vibratorios ya que son idénticos en naturaleza. Las fuerzas son duales, centrífugas y centrípetas. Sería difícil entender los aspectos intrínsecos de la vida si no existieran las polaridades y se manifestaran en contrarios
¿Cómo apreciar la luz sin la obscuridad? ¿Cómo entender el día sin la noche? Blanco y negro, arriba y abajo, sol y luna, positivo y negativo corresponden al camino dual de la vida por donde transita el aprendizaje, la filosofía de los complementos. Nada tendría razón de ser si no existiera su opuesto. ¿Pudiera entenderse el bien desconociendo el mal? El mal propiamente dicho no es malo y solo se hace malo en la medida que se utilice inapropiadamente. El mal también es de origen divino y permite el reconocimiento al bien. Todo Ying produce Yang, todo Yang produce Ying.
No podemos despreciar a los contrarios por un concepto erróneo, solo aprender a utilizarlos o por lo menos aceptarlos, reconociendo que si no existieran se hace imposible ubicarse en la ruta hacia la perfección. La naturaleza entrega la medida y el hombre haciendo uso de su libre albedrío la utiliza. Conocer e identificar es necesario y útil para colocarse en el sendero sin caer en la inconveniencia. El espíritu no se deja dominar por las dualidades de la alegría y la tristeza, de la victoria y de la derrota, de la ganancia y de la pérdida. El fuego del conocimiento aplicado con sapiencia y humildad tiene la facultad de consumir y de quemar el karma.
La tristeza y el desengaño son aflicciones de la mente, el nacimiento físico y la muerte son características básicas del cuerpo físico. No hay nada que sea Ying total o Yang total. Ying y Yang se caracterizan relativamente; todo yang contiene ying y viceversa. Nada es neutro en el concepto de la realización; la polarización es necesaria y universal para comprender que existe un camino de armonía y equilibrio que va modificando las frecuencias vibratorias hacia una evolución que implica fundirse con el fuego absoluto de nuestra única realidad.
El espíritu es puro y eterno, libre de las influencias de la dualidad. En el espíritu no cabe la dualidad ni la polaridad ying –yang; solo el Absoluto. La polaridad sirvió para entender que entre el día y la noche sólo existe el milagro de la vida; que entre el principio y el fin solo reina la eternidad, y que únicamente El Emanador es el Absoluto, sin polaridad, en Quien se resume para nosotros la razón de este inexistente paradigma.
Lo absoluto es lo superior, lo relativo es el comportamiento de la energía y sus efluvios. Lo relativo contiene lo absoluto; lo absoluto contiene la verdad con ausencia total de relatividad. La existencia es relativa en la débil comprensión humana pues siendo emanación absoluta, en este plano dimensional nos reflejamos en el espejo de la relatividad.
Octava ley: En el proceso evolutivo el todo asciende y desciende
En nuestro ascensor evolutivo el juego del fluir y refluir es una constante básica de aprendizaje. La ley del ciclo es la escuela de la vida. Todo dolor se encuentra siempre definido en medio de dos placeres; todo placer conjugándose en medio de dos dolores.
Los ciclos se repiten aunque el karma – dharma de la evolución hace que las circunstancias cambien. El pasado, el presente y el futuro están íntimamente ligados; el trajinado ahora es una relación holográfica que en realidad no está existiendo; es un espejo dinámico coexistiendo dimensionalmente del ayer quántico, de tal manera que lo que está pasando ya pasó, y además se repite. El presente es un pasado repitiéndose en una onda del futuro. Es un juego de metafísica quántica entre mundos, coexistiendo en frecuencias paralelas. Nos movemos entre universos paralelos de la matriz quántica, dando para la mente la sensación de tiempo. La onda cíclica es tan expansiva que produce un eco o reproducción exacta y en espiral en diferentes épocas, asociándose a la relación áurea 1.618
En caso de reencarnar en la tercera dimensión se le permite la opción de decidir las condiciones según el karma y se le asignan el ambiente y los padres que se encargaran de su aprendizaje. Las esferas mentales iniciales se limpian para posteriormente ser insertadas en un ser que a manera de neonato estará naciendo.
Séptima ley: Lo que existe es positivo y negativo en polaridad
La estructura del universo es dual energéticamente en su manifestación, conformado por polaridades positivas y negativas. El ying y el yang demuestran en su profundidad que la emanación lleva implícita un principio masculino y un principio femenino que se atraen y se complementan, construyendo así una molécula de equilibrio universal.
Los opuestos sólo se diferencian en grados vibratorios ya que son idénticos en naturaleza. Las fuerzas son duales, centrífugas y centrípetas. Sería difícil entender los aspectos intrínsecos de la vida si no existieran las polaridades y se manifestaran en contrarios
No podemos despreciar a los contrarios por un concepto erróneo, solo aprender a utilizarlos o por lo menos aceptarlos, reconociendo que si no existieran se hace imposible ubicarse en la ruta hacia la perfección. La naturaleza entrega la medida y el hombre haciendo uso de su libre albedrío la utiliza. Conocer e identificar es necesario y útil para colocarse en el sendero sin caer en la inconveniencia. El espíritu no se deja dominar por las dualidades de la alegría y la tristeza, de la victoria y de la derrota, de la ganancia y de la pérdida. El fuego del conocimiento aplicado con sapiencia y humildad tiene la facultad de consumir y de quemar el karma.
El espíritu es puro y eterno, libre de las influencias de la dualidad. En el espíritu no cabe la dualidad ni la polaridad ying –yang; solo el Absoluto. La polaridad sirvió para entender que entre el día y la noche sólo existe el milagro de la vida; que entre el principio y el fin solo reina la eternidad, y que únicamente El Emanador es el Absoluto, sin polaridad, en Quien se resume para nosotros la razón de este inexistente paradigma.
Octava ley: En el proceso evolutivo el todo asciende y desciende
En nuestro ascensor evolutivo el juego del fluir y refluir es una constante básica de aprendizaje. La ley del ciclo es la escuela de la vida. Todo dolor se encuentra siempre definido en medio de dos placeres; todo placer conjugándose en medio de dos dolores.
Los ciclos se repiten aunque el karma – dharma de la evolución hace que las circunstancias cambien. El pasado, el presente y el futuro están íntimamente ligados; el trajinado ahora es una relación holográfica que en realidad no está existiendo; es un espejo dinámico coexistiendo dimensionalmente del ayer quántico, de tal manera que lo que está pasando ya pasó, y además se repite. El presente es un pasado repitiéndose en una onda del futuro. Es un juego de metafísica quántica entre mundos, coexistiendo en frecuencias paralelas. Nos movemos entre universos paralelos de la matriz quántica, dando para la mente la sensación de tiempo. La onda cíclica es tan expansiva que produce un eco o reproducción exacta y en espiral en diferentes épocas, asociándose a la relación áurea 1.618
Novena ley: El equilibrio tiende a la armonía, la armonía a la evolución
El Todo tiende al equilibrio donde se conjuga la ley cósmica de la atracción que puede definirse como la plena identificación de la unidad basada en la única realidad que todo lo hace posible: el amor. El amor es la esencia de la energía que es emanada y soportada en la matriz quántica.
Por esta ley el mal se transmuta en bien y lo patológico en saludable. La violencia tiende a la armonía así como la tempestad tiende a la calma.
Amor es tolerancia, amor es igualdad, amor es perfección
Décima ley: Como es arriba es abajo
Como es el átomo es el universo, como es el macrocosmos es el microcosmos, como es el desorden es la realidad, como es el espíritu humano es el espíritu divino, como es la energía del planeta es la energía de la galaxia, como es el Todo es la NADA. Como es arriba es abajo y como es abajo es arriba.
Las partes son perfecto holograma del total; el hombre es un perfecto holograma de El Emanador, como es el cerebro del hombre es el cerebro universal. Como es la semilla es el fruto. Esta ley es la clave para descifrar los grandes misterios del universo y comprender los enigmas de la naturaleza. Como es arriba es abajo.
Para que el hombre pueda disfrutar las bondades emanadas de la ley de la correspondencia se hace indispensable exterminar con los campos de interferencia que la limitan: la soberbia, las creencias y la duda. No todo lo que brilla es oro.
La soberbia enceguece el intelecto y oculta la razón; las creencias alimentan la ignorancia y la duda empaña nuestra condición divina. La soberbia se debe transmutar en humildad, las creencias en universalidad de pensamiento y la duda en convicción.
“La verdad se acerca cuando las creencias se alejan” (Felas du Richard)
La convicción es el fiel reflejo de la identidad divina en el hombre quien soporta en las entrañas de la ignorancia a la fe, a la duda y a la esperanza. Mientras la fe y la esperanza son comodines humanos de manipulación, la duda es la ausencia de convicción. La clásica diferencia entre el hombre y El Emanador radica en la devastadora utilización de la duda como parabólicamente lo explicara el Maestro Jesús, en algunas enseñanzas vagamente rescatadas en los famosos y bíblicos “evangelios” seleccionados por obra y gracia de la conveniencia de manipuladores de la época.
En el año 1630 aproximadamente se destaca en Europa un personaje llamado René Descartes (1596-1650), filósofo y matemático francés, quien fuertemente influenciado por la corriente católica jesuita de la época y en el afán de encontrar verdades absolutas plantea, en el Discurso del Método, la famosa “duda metódica” como base científica inicial y necesaria en la búsqueda de un perenne absolutismo.
Desafortunadamente, la duda es una constante de la civilización actual que se fortalece desde la infancia en el hogar cuando el bombardeo de dudas y mentiras comienzan a formar huellas indelebles en el consciente del niño. Y así crecen los hombres marcados en la probabilidad y en su cuestionamiento perfectamente humano, ignorando su potencial hacedor nacido de la convicción y su esencia superior implantada como arquetipos de la eternidad.
La verdadera sabiduría adquirida con el infinito manual de las soluciones realza una íntima realidad cuando observamos con excelencia y cumplimos cabalmente y con humildad las Leyes Universales. Quien actúa en la Ley es la Ley misma y quien conoce la Ley conoce la Perfección sublimada en la verdadera razón de su existencia.
La verdadera sabiduría adquirida con el infinito manual de las soluciones realza una íntima realidad cuando observamos con excelencia y cumplimos cabalmente y con humildad las Leyes Universales. Quien actúa en la Ley es la Ley misma y quien conoce la Ley conoce la Perfección sublimada en la verdadera razón de su existencia.
Que todos seamos eternamente felices.
Felas du Richard
Caballeros Masones Élus Cohen del Universo.
Caballeros Masones Élus Cohen del Universo.
Abril 2016, año masónico 6016
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