miércoles, 18 de junio de 2014

HISTORIA Y PROYECCION DE LA MASONERIA EN COLOMBIA

A: L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:.

CABALLEROS MASONES ELUS COHEN DEL UNIVERSO

HISTORIA Y PROYECCION DE LA MASONERIA EN COLOMBIA


GENERALIDADES

La masonería es un movimiento de formación  y reestructuración humana en el cual tienen cabida todas las tendencias y convicciones de carácter científico y espiritual. Es una asociación universal, esotérica, reservada, discreta, altruista, filantrópica, filosófica y progresiva, que tiende a  inculcar en sus miembros el amor a la verdad, el ejercicio respetable de la libertad, la practica constante de la virtud, el sano ejercicio de la tolerancia, el estudio de las ciencias y las artes, la pasión y la excelencia por el trabajo, y el despertar de su identidad divina, logrando alcanzar entre sus miembros  verdaderos seres humanos, unidos por lazos indisolubles de fraternidad,  solidaridad y conocimiento.

La palabra masón significa hombre y es sinónimo de francmasón, palabra equivalente a hombre libre. Los símbolos de la masonería se inspiran en elementos e instrumentos relacionados con:

  • la construcción, como el compás, el mazo, el nivel, el buril y la escuadra
  • otros símbolos como la colmena, la escala de Jacob, la espada, el mallete, el diagrama del Árbol de la Vida

Sus ritos conservan un fondo de tradiciones místicas de la Antigüedad y del Medioevo con algunas adaptaciones de forma a un estado más contemporáneo.

PRINCIPIOS Y CREENCIAS

LA MASONERÍA no implica fanatismos, ni sectarios de ninguna clase, sino espíritus libres y comprensivos, ausentes totalmente de ateísmo y totalitarismos, practicantes de la rectitud, el orden, la moral, la gratitud, la humildad sin servilismo y el amor fraternal.

Sus ideales se apoyan en principios universales de verdad, igualdad, libertad, justicia y conocimiento, aplicado a varones libres de pensamiento, probos y de buenas costumbres, de perfecta reputación, de honor, leales y discretos. Desposeídos de defectos físicos, vicios y tendencias amorfas, conscientes de su interioridad divina; dispuestos a trabajar por un bienestar común hacia la generación de un nuevo orden mundial.

Proclama la existencia de un principio emanador al cual llama internamente Gran Arquitecto del Universo, pero deja a sus miembros en absoluta libertad para dar a éste primium mobile o causa prima la denominación y asignarle los atributos que correspondan a la creencia religiosa que cada uno de ellos profese. Su doctrina entera se idealiza en la regla de oro universal de "AMA A TU PRÓJIMO". Por lo tanto, no prohíbe a sus miembros ningún dogma religioso, pero rechaza enérgicamente toda intensión de fanatismo, tiranía y autoritarismo.

Establece que el trabajo con excelencia es uno de los deberes y de los derechos del hombre y lo exige a sus adeptos como contribución indispensable a la prosperidad y al mejoramiento de la colectividad. Propugna y defiende los postulados de libertad, igualdad y fraternidad y, por consecuencia, combate la explotación del hombre por el hombre, los privilegios y la intolerancia.

Considera posible el progreso  basado en el conocimiento, el respeto a la personalidad, la justicia social, la humildad sin servilismo, y la más estrecha solidaridad entre los hombres.

ORIGEN

Aunque la  tradición afirma que la antigua masonería se inició en Egipto, entre los maestros y arquitectos que dirigían la construcción de las grandes Pirámides, otros ubican sus orígenes en Israel en la época en que los judíos construían el Templo de Salomón, la verdadera etiología masónica es tan real como el génesis mismo de la aparición del hombre en este planeta fruto de civilizaciones extraterrestres.

Un indicio posterior de su existencia, sin embargo, aparece en el siglo XIII, cuando grupo de albañiles (en francés, maçons) que querían emanciparse de la tutela de los frailes, en especial los benedictinos, constituyeron gremios que llegaron a monopolizar la construcción, quienes para conservar los secretos y las técnicas del gótico instituyeron tres grados: aprendiz, compañero y maestro e implantaron ceremonias de iniciación y de fidelidad.

Se ha pretendido remontar el origen de la masonería en la construcción del Templo de Salomón por Hiram de Tiro, supuesto primer masón. Constituiría el período mítico de la masonería. Aunque tal afirmación figura en el rito de iniciación de los tres primeros grados, existe general unanimidad en señalar el concreto origen histórico de la masonería en las Hermandades profesionales de constructores de Catedrales y otros templos de la Edad Media (desde el tallador de piedra al maestro albañil), establecidas al servicio del bienestar material y espiritual de sus miembros y que, a la vez, poseían “secretos” de orden técnico y de orden ritual o de iniciación.

Ya en el siglo XIII, estas Hermandades establecieron las primeras constituciones góticas al servicio de sus miembros. Se trataría del período antiguo u operativo. Dos textos de finales del siglo XIV y principios del XV se refieren a los orígenes míticos el Regius que relata un supuesto viaje de Euclides a Egipto donde fundaría una escuela de geometría y construcción y el Cooke o la historia del arte de la construcción antes del Diluvio Universal.

A principios del siglo XIV algunos maestros alemanes viajaron a Inglaterra a construir catedrales, pero los aprendices ingleses que trabajaban con ellos organizaron talleres propios y de este modo redactaron la primera ley masónica (La Constitución de York) y la Orden de la Fraternidad de los Libres Masones. Cien años más tarde se importó a las islas británicas el estilo renacentista italiano, por cuya causa los talleres masónicos, dedicados exclusivamente al gótico, estuvieron a punto de desintegrarse. Sin embargo, deseosos de conservar su organización, estos grupos admitieron gente rica e influyente bajo la denominación de hermanos patronos, por lo cual cambió el nombre a Fraternidad de los Masones Libres y los Aceptados. 

En el siglo XVIII varios intelectuales y científicos crearon una orden identificada con una rosa y una cruz (rosacruces), que incorporó principios del agnosticismo, judaísmo y maniqueísmo y popularizaron los símbolos de la escuadra y el compás, practicaron la alquimia y la teosofía de corte inglés.

HISTORIA ESTRUCTURAL


El 24 de junio de 1717 se fusionaron las cuatro logias de la Fraternidad con la Sociedad de Alquimistas Rosacrucianos. Al conjunto se le llamó Gran Logia de Inglaterra y se adoptó el nombre de francmasonería (de franç, que quiere decir libre). En 1786 Federico de Prusia reorganizó las órdenes masónicas, las reunificó, reglamentó su funcionamiento, su liturgia y estructuró sus grados. Desde esas fechas la fraternidad, dividida en diversos ritos como el escocés, el yorkino, el francés, el egipcio, el templario y el nacional mexicano, se ha extendido por los 5 continentes y actualmente se encuentra presente en más de 200 países, agrupando entre sus filas a varias decenas de millones de masones. Con el transcurso del tiempo el reclutamiento dejará de hacerse sobre la base profesional inicial, admitiéndose a personas de otras profesiones no vinculadas a la construcción.

Es en Inglaterra donde se da el paso de una masonería operativa, la de los constructores que trabajaban la piedra con sus manos y herramientas, y a otra especulativa en la que la construcción es sólo simbólica, trabajándose a la humanidad mediante el modelado del propio ser.

Por iniciación hay que entender entrar, paso introductorio de un hombre que desea cambiar su modo profano de conocer, de actuar, de ser, y de dignificarse. Ese paso se desarrolla en una iniciación simbólica, mediante un rito que resume ese trance y que capacita al neófito para ejecutarlo. El día 24 de junio de 1717 se funda la Gran Logia de Londres a partir de 4 pequeñas logias que la precedieron y, en 1726, se abre la primera logia en París.

La primera constitución moderna reguladora de la masonería especulativa es la redactada por el pastor presbiteriano inglés James Anderson, quien elabora en 1723 The Constitutions of the free-masons. Estos textos tienen cuatro partes: una historia legendaria de la orden y del arte masónico, los llamados “deberes”, un reglamento para las logias y los cantos para los tres grados iniciales.

La parte más importante es la relativa a los deberes, en la que establece como pilar fundamental la creencia en el Gran Arquitecto del Universo, aunque en otros artículos procura marcar distancias con el cristianismo a través de unas referencias al esoterismo, el secreto y al relativismo, junto a un deísmo iluminista. Esos componentes filosóficos ocasionaron, casi enseguida, la primera escisión: la Logia de York, de carácter más esotérico que la de Londres, más racionalista. Pronto salta de Inglaterra a América. Ya en 1813 se fusionan ambas logias, dando lugar a la Gran Logia Unida de Inglaterra.

Se redacta otro texto fundamental en la masonería: los Antiguos límites o Ancient Landmarks. Se trata del conjunto de reglas tradicionales e inmutables, transmitidas de forma oral desde sus orígenes hasta ese momento en que se plasman por escrito. Dicha Gran Logia Unida de Inglaterra se constituyó en la depositaria de la tradición y de la regularidad masónica, de carácter aristocrático y puritano en sus orígenes. Esa regularidad se determina, todavía hoy, a partir de varios criterios: regularidad de origen (sólo una Logia regular puede fundar otra logia regular), regularidad territorial (una Gran Logia por país), regularidad doctrinal (creencia en Dios, uso de un libro sagrado, exclusión de las mujeres, interdicción de las discusiones políticas). Conforme se extiende por toda Europa y América, la masonería acoge con entusiasmo las corrientes del enciclopedismo del siglo XVII, del racionalismo y del liberalismo. De forma paralela, los rituales se “enriquecen” y amplían con aportaciones procedentes de grupos que cultivan la Alquimia, la Kabbalah, el llamado “neotemplarismo”, la Teosofía, la moda por lo egipcio,y otros aportes.

La masonería se establece pronto en Francia, hacia 1721. De origen escocés y estuardista, se vio favorecida por el espíritu racionalista francés, adquiriendo un carácter deísta inspirado en el racionalismo naturalista. En España, por iniciativa inglesa, ya aparece en 1728, pero no será hasta la invasión napoleónica cuando se produzca la eclosión de la orden. Una vez irrumpe en la historia, su presencia, más o menos oculta, se hace notar con fuerza. El mayor número de masones se encuentra, actualmente, en Estados Unidos de América.

LA MASONERIA EN COLOMBIA

Los criollos que acudieron al Viejo Mundo tuvieron oportunidad de ponerse en contacto directo con los propulsores de aquél movimiento renovador, afiliándose muchos de ellos a la Francmasonería, impregnando así sus espíritus con las doctrinas que proclamaban la anhelada IGUALDAD, la LIBERTAD y la FRATERNIDAD.

Entonces la ideología del enciclopedismo, fruto de preclaros masones y filósofos franceses, abrió amplias perspectivas a los sentimientos embrionarios de los americanos. El principio de la soberanía popular, trajo como consecuencia el desprestigio del carácter divino de la monarquía, con lo que, poco a poco, fue formándose en la conciencia de los atribulados americanos el concepto de democracia y el deseo de disfrutar de las libertades individuales y políticas inherentes al nuevo orden social, planteado por la revolución ideológica que, como la luz de un nuevo amanecer, alumbraba los pardos horizontes de la humanidad.

Al mismo tiempo, quienes pretendían mantener incólume el statu quo y prolongar en el tiempo ese régimen de oprobios y de explotación desmedida del nuevo mundo, trataron de impedir muy porfiadamente la introducción y circulación de libros y publicaciones con el torcido aunque ingenuo propósito de mantener sumidos en la ignorancia a los pueblos americanos.

DESARROLLO

La masonería es promovida en el Virreinato de la Nueva Granada por el francés Luis de Rieux iniciado en la Logia francesa, el cual entabló amistad con Antonio Nariño y otros distinguidos criollos neogranadinos, a los cuales enseño en el mundo de la masonería y el papel jugado por las Logias en la Revolución Francesa.

Para el historiador Américo Carnicelli fueron estos personajes quienes en 1793 fundaron en Santafé la primera sociedad secreta el “Arcano Sublime de la Filantropía” con el fin de difundir en el Nuevo Reino de Granada las ideas de libertad y justicia social que proclamaba la confraternidad masónica universal. Las reuniones se realizaban en casa de Nariño encubiertas como tertulias literarias. Entre sus grandes logros se encuentra la traducción de la declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, proclamados por la Asamblea Nacional de Francia en agosto de 1789.

De igual forma en 1808 se establece en Cartagena de Indias La Logia de “Las Tres Virtudes Teologales”, la cual contaba con la Carta Patente expedida por la Gran Logia Provincial de Jamaica con sede en Kingston (Jamaica) y además fue el seno de la conspiración revolucionaria de los comerciantes cartageneros para independizarse de la monarquía española y además fue el lugar donde se expusieron las ideas que llevaron al primer grito de independencia de lo que hoy conocemos como Colombia el 11 de noviembre de 1811.

La participación de la masonería en la independencia de la Nueva Granada es innegable; figuras tales como Simón Bolívar, Antonio Nariño, Francisco de Miranda fueron entre otros impulsadores del primer grito de independencias en 1811. Bajo, el periodo de la Primera República (1810-1816) los personajes centrales en el campo de las armas y en la política serian dos masones: Bolívar y Antonio Nariño. Bolívar, a partir de su desembarco en Cartagena en noviembre de 1812, proveniente de Venezuela, adelantaría exitosas campañas militares en la Nueva Granada y en Venezuela, hasta su partida para Jamaica en 1815. Antonio Nariño seria la figura política más destacada, con epicentro en Bogotá.

El periodo de la reconquista y la fase de las segundas guerras de independencia, estuvo marcado por el apoyo masónico extranjero a la causa de la República Nueva Granada. Cabe destacarse el apoyo de las legiones Británicas e Irlandesas que hicieron presencia en La Nueva Granada y Venezuela entre 1817 y 1820, los cuales en su mayoría eran masones, que luego en 1818 crearon en Achaguas (Venezuela) una logia llamada Colombiana. Otro hecho memorable fue la rebelión del coronel español y destacado masón Rafael del Riego, quien desobedeció la orden del Rey Fernando VII de recuperar las colonias en el nuevo mundo; el crecimiento de la masonería en el ejército español favoreció esta desobediencia y además sirvió de plataforma para el reconocimiento de las nacientes repúblicas. Después de 1820 la actividad masónica se intensifico notablemente, se establecieron numerosas logias en todo el territorio de la República de Nueva Granada.

El General Francisco de Paula Santander es considerado sin duda la figura más sobresaliente de la masonería colombiana en la primera mitad del siglo XIX, quien fue honrado por diferentes Concejos con el Grado 33 y nombrado Gran Protector de la Masonería Colombiana. Santander era consciente de la importancia que tenia la masonería para el afianzamiento de la naciente república, por ello impulso la creación de gran cantidad de logias en todo el país, entre ellas la primera logia de la era republicana llamada “Libertad de Colombia”, que luego se llamaría “Fraternidad Bogotana”, así como la primera logia Antioqueña llamada “La Concordia” en 1821.

Sin embargo la fraternidad masónica no duro mucho en la Nueva Granada, pues los primeros años después de la independencia vinieron los choques entre miembros de la hermandad, estos fueron Bolívar y Santander, con influencia muy marcada de José Antonio Páez, las diferencias políticas de estos padres de la patria, llevaron al fraccionamiento del país. La contienda se desato porque Bolívar tentado por las ideas monárquicas y los deseos de poder absoluto quería un gobierno centralista y fuerte, mientras Santander abogaba por una República federal, con un tinte democrático.

De esta forma en agosto de 1828 fecha posterior a la Convención de Ocaña el presidente Simón Bolívar declara inexistente la constitución de 1821 y asume poderes dictatoriales, así automáticamente los opositores al régimen autocrático de Bolívar tomaron el camino de la conspiración.  La respuesta de Bolívar no se hizo esperar, las logias y masones fueron sentenciados y perseguidos, a través del decreto del 8 de noviembre de 1828 se prohibió en Colombia las asociaciones o confraternidades secretas, dejando así prohibida la masonería.

Tras un obligado receso, ocasionado por la expedición en 1828 del Decreto que prohibió el funcionamiento de las sociedades secretas en el territorio de la Gran Colombia y gracias al concurso de algunos masones ingleses y jamaiquinos, se constituyó en Cartagena de Indias el Supremo Consejo Neogranadino, el cual propició el levantamiento de columnas en diferentes rincones de la geografía colombiana. La masonería bogotana tan solo vino habría de reiniciar sus actividades hasta el año de 1849, al fundarse la Respetable Logia Estrella del Tequendama, a instancias de algunos visionarios masones españoles que habían llegado a nuestro país como miembros de la Compañía de Teatro de Belaval, González y Fournier. Muy pronto esos masones ibéricos despertaron el entusiasmo de muchos masones y de los masones criollos que a pesar de todo pululaban en el medio desde los albores mismos de la independencia.

Importante papel habrían de jugar esos obreros del pensamiento durante la segunda mitad del siglo XIX, a quienes correspondió eliminar los reductos del régimen colonial y la esclavitud, crear las bases de nuestro desarrollo económico y librar una muy dura batalla para ampliar el abanico de libertades y garantías ciudadanas.

No obstante lo anterior, la Masonería en Colombia cayó nuevamente en sueños en el año de 1886, perseguida y combatida con fiereza por el movimiento acaudillado por el Presidente Rafael Núñez y distinguidos miembros de los grupos de intolerantes derechistas que accedieron desde entonces al poder.

Para el año de 1912 la masonería reinició sus labores con renovados bríos y en el año de 1922 se fundó la GRAN LOGIA DE COLOMBIA con sede en Santafé de Bogotá, por cuyas logias han desfilado muchos y muy prestantes miembros de nuestra sociedad, algunos de los cuales han llegado a desempeñarse en las más altas magistraturas del Estado, en el foro, en la industria, el comercio, en la cátedra, irradiando con su conducta los principios de nuestra augusta y benemérita institución.

El 23 de febrero de 1935 se crea la Gran Logia Occidental de Colombia, desprendiéndose de la Serenísima Gran Logia Nacional de Colombia. La armonía regresó a los trabajos aunque no se detiene el ánimo divisionista, que de alguna manera aún se palpa.

GRANDES LOGROS

Uno de los grandes logros de la masonería en Colombia ocurrió en el periodo 1819 -1854, donde los presidentes de esta época fueron todos masones, estos fueron: Simón Bolívar, Antonio Nariño, José María del Castillo y Rada, Francisco de Paula Santander, Domingo Caicedo, Joaquín Mosquera, José Ignacio de Márquez, Rafael Urdaneta, Juan de Dios Aránzazu, Pedro Alcántara Herrán, Tomas Cipriano de Mosquera, Rufino Cuervo, José Hilario López, José María Obando y José María Melo, todos ellos en su momento contribuyeron a la causa masónica.

La segunda mitad del siglo está marcada por las alianzas entre masones antioqueños y santafereños con fines comerciales que trajeron grandes beneficios para ellos y que en cierto modo favorecieron al país.

En 1819, gracias a los actos diplomáticos emprendidos por reconocidos miembros de la logia Fraternidad Bogotana, la naciente República obtuvo prestamos del extranjero para suplir los déficit fiscales que dejo el segundo grito de independencia. Por otra parte comerciantes antioqueños masones también sirvieron de prestamistas al gobierno, para subsanar sus penurias financieras en los años venideros.

Además, en los meses posteriores a las batallas de Boyacá y el Pantano de Vargas, en las cuales se puso punto final a los largos años de dominación española, se fundó en la ciudad de Santafé de Bogotá el taller denominado "Los Corazones Sensibles", del cual era miembro insigne el General Francisco de Paula Santander. Junto a él un selecto grupo de reconocidos patriotas y humanistas se congregó para participar en los trabajos masónicos de dicha logia, la que con el paso de los meses habría de adoptar como título distintivo el de Logia "Luz de Colombia Nº 1" y posteriormente "Fraternidad Bogotana Nº 1".

En 1935 gracias al masón antioqueño Miguel Uribe Restrepo se libera la tasa de interés que permanecía congelada en 5% desde la época de la colonia. En 1847 los masones antioqueños Francisco Montoya Zapata y Raimundo Santamaría financiaron junto con el gobierno la construcción de una empresa naviera que aprovechó la navegación a vapor por el río magdalena.

En 1848 con la liberación del cultivo de tabaco, el gobierno entrego su comercialización a varias firmas privadas, entre ellas la de Francisco Montoya Zapata el cual aprovechando su conocimiento y contactos en el medio, consolidó rápidamente un imperio tabaquero en el país.

Las alianzas entre comerciantes antioqueños y la élite Bogotana promovida por la masonería, favoreció la inversión antioqueña en la capital y por ende el desarrollo de la misma. Para el año de 1912 la masonería reinició sus labores con renovados bríos y en el año de 1922 se fundó la GRAN LOGIA DE COLOMBIA con sede en Santafé de Bogotá, por cuyas logias han desfilado muchos y muy prestantes miembros de nuestra sociedad, algunos de los cuales han llegado a desempeñarse en las más altas magistraturas del Estado, en el foro, en la industria, el comercio, en la cátedra, irradiando con su conducta los principios de la  institución.

MASONERÍA Y PARTIDO LIBERAL COLOMBIANO

Las raíces del partido liberal se remontan a 1820 con Santander y sus partidarios más cercanos, sin embargo, es en la década de 1840 donde las ideas liberales de política y economía tomaron gran fuerza en el país, se desembocaría en la creación del partido liberal en cabeza del General Tomas Cipriano de Mosquera, Ezequiel Rojas y Florentino González. Gracias a ellos fue posible la primera República Liberal, entre 1849 y 1854. El primer gobierno de Mosquera se caracterizo por la inversión en educación y cultura lo que le dio un tinte progresista y de libertad.

La masonería colombiana fue el principal soporte organizacional e ideológico del partido liberal a lo largo del siglo XIX y hasta finales del siglo XX, permitiéndole al país no solo alcanzar la independencia de la colonia y de la reconquista, sino también lograr un gran desarrollo económico con gran dependencia del comercio internacional, aumento de la capacidad de consumo interno, crecimiento de la producción nacional y mejoramiento de vías y canales de navegación.

La masonería representó para la iglesia católica un peligro al poder espiritual y material ejercido pues los liberales masones mediante políticas implementadas les redujeron además de sus ingresos económicos su influencia en la vida política, social y de la educación del país. Los masones difusores de ideas liberales y de carácter masón, representaron para la educación un gran avance, pues a partir de ellos se logró consolidar la educación primaria y superior en términos de libertad e independencia individual.

EL PRESENTE Y CONTINUIDAD DE LA MASONERÍA EN COLOMBIA

Actualmente en Colombia existen ocho grandes Logias, en las que operan un total de 103 logias:

- La Gran Logia Nacional de Colombia con sede en Barranquilla. (9 Logias)
- La Serenísima Gran Logia Nacional de Colombia, con sede en Cartagena. (14)
- La Gran Logia de Colombia, con sede en Bogotá. (36)
- La Gran Logia Occidental de Colombia, con sede en Cali.  (15)
- La Gran Logia de los Andes, con sede en Bucaramanga. (10)
- La Gran Logia Oriental de Colombia, con sede en Cúcuta. (7)
- La Gran Logia del Oriente de Córdoba, con sede en Montería (3).
- La Gran Logia Benjamín Herrera con sede en Santa Marta. (9)
- En el año 2007 ingresa a Colombia La Augusta Orden de los Caballeros Masones Élus      Cohen del Universo, nacida en Francia bajo la prestancia y dirección del I:.P:.M:. Jacques  Joachin de la Case Martines Depascually Delatour.

En estos momentos los Masones en Colombia son unos 1.800 aproximadamente, distribuidos en las grandes logias antes mencionadas, cifra realmente insignificante. Hablamos de los Masones activos, porque son muchos más los que se encuentran en sueños y demasiados los que se han retirado por su edad, por desilusión o porque han creído cambiados los objetivos y propósitos que se persiguen dentro de la filosofía que a ellos los inspiró en el momento de su ingreso. Sin contar aquellos que de alguna manera han sido sancionados y que no se logra definir si están adentro o afuera.

En un esfuerzo de imaginación que no corresponde a registro estadístico cierto de ninguna naturaleza, bien se puede decir que la población masónica colombiana, entre activos y aquellos que no lo son pero que de alguna u otra manera han estado vinculados en cualquier momento de su vida a la Orden no supera la cifra de 50.000 hombres. Frente a una población de más o menos 45.5 millones de habitantes, de los cuales bien pueden ser la mitad de hombres (22.6 millones); no es un número muy alentador, ni significativo en lo meramente cuantitativo (0.002%), y posiblemente cualitativo.

La Masonería se inició en Colombia con la participación de hombres demasiado influyentes y que por supuesto, en su casi totalidad, tenían su situación económica en circunstancias ventajosas, por lo que sus constantes contribuciones a la causa eran voluminosas y pudieron embarcarse en obras y sedes  que  hoy  día  son  bienes difíciles de  conseguir. Para decirlo de una manera directa: los Masones de antes eran hombres ricos o con extraordinario poder de influencia en el manejo de lo público y lo privado. Podían darse el lujo de ser muy pocos, porque su nivel de influencia se consideraba desde el poder que manejaban, no desde la membrecía.

La Masonería de hoy es de  clase media. Hay unos pocos hombres con fuerte poder económico.  En general se trata de ejecutivos, profesores universitarios, profesionales independientes. Casi todos son personas pulcras, con hojas de vida limpias y de posiciones muy destacadas, algunas incluso con manejo de poder desde lo público y lo privado. Con un promedio de edad que ronda los 50 años.

Es una Masonería con una delicada tendencia a la informalidad, lo que de alguna manera puede atentar contra las tradiciones esenciales de ella, pues de las mismas se nutre su diferencia con otra clase de organismos que bien pueden poseer intereses materiales de servicio comunitarios que no se distinguen en mucho de los que buscamos nosotros.  Esta puede ser una de las causas para que algunos se hayan retirado de la actividad, a pesar de tener una larga hoja de vida masónica, pero que discrepan profundamente de esa posibilidad de  que  la  entidad  termine  por parecerse a un club, por elegante que aparezca. En  nuestro  organismo las ritualidades y condiciones de respeto no pueden  ser desvirtuados en ningún momento, porque  hacen  parte  de lo esencial de lo que  ha  sido, es y debe  seguir  siendo. Esa informalidad implica en no pocas ocasiones que muchos que se acercan con el ánimo de ingresar en sus filas, se detengan en sus intenciones, pues buscan algo diferente, con un tanto de concepción mítica y misteriosa que aún se conserva. La formalidad es parte de la institución y perderla es atentar contra su estabilidad característica.

La historia se escribe hoy para un posible mañana. Una cosa es vivir la gloria y el honor de los ilustres masones que nos antecedieron y otra es escribir con ejemplos y realizaciones el contenido de la historia desde hoy. Hay muchos cambios que ejecutar en el seno de la Masonería de hoy si realmente se desea mostrar y desarrollar un gran contenido. El espíritu mismo del masón promedio se muestra débil; se ha venido perdiendo su parte mágica y descuidado su enfoque espiritual. Se es masón para siempre pero hay que demostrarlo y mientras exista la rutina se tiende al abandono. La dinámica masónica no puede perderse; aquí también procede la innovación. La calidad de algunos de sus miembros no es la deseable y aunque se hacen esfuerzos muy generosos por mantenerse selectivos, pueden fallar los filtros, y a eso hay que llegar. Existe una noble deficiencia en la selección, motivo por el cual básicamente cada día somos menos los que pertenecemos y posiblemente somos menos los verdaderamente representativos de nuestros ideales. Solamente observemos no solo las columnas que se han derribado, sino las que aún en pie están derribadas.

Se ha venido observando una deficiencia en la gratitud y en el fondo de identidad masónica entre Hermanos, descuidando los conceptos pragmáticos de fraternidad y de igualdad. Son pocos los HH que en honor al juramento trabajan por ellos y por la Orden, hablan mucho, escuchan poco y producen nada. Algunos HH olvidan que la grandeza de la Masonería es la sumatoria de la grandeza de sus miembros.

Cuando se pretende consolidar el presente nadie puede ignorar el pasado. Este, en cuanto corresponde con nosotros, se encuentra en toda la filosofía que con el paso de los tiempos se ha edificado por quienes nos precedieron y sentaron los principios sobre los cuales se mantiene. El estudio de la filosofía masónica es un deber ineludible de todos, aunque no existan factores coercitivos que conduzcan a tal situación, como que todos hemos llegado y nos mantenemos dentro de la institución de manera voluntaria, que no puede ser abandonado jamás, ni siquiera descuidado. Lo que se identifica ahora es que el estudio de esta filosofía luce abandonado. Demasiadas veces se logra identificar que muchos Hermanos ni siquiera conocen los estatutos y la Constitución de sus organismos administrativos y por supuesto no han tenido ni siquiera la curiosidad de adentrarse en el estudio y análisis de temas de reflexión simbólica que constituyen la razón de ser de los Masones, pues si se llega solamente a asistir a unas Tenidas, a cotizar unos per-cápita y de vez en cuando participar en reuniones de integración, la rutina tiene que llegar pronto y de ahí a la deserción solamente hay un paso. Si no se descubre lo profundo de la Masonería, contenido en sus tratados y principios filosóficos, y se enriquece el acervo cultural, la monotonía de ser Masón no tardará. Conocer a fondo la Orden es un deber, que ahora se percibe adormecido y ello repercute en la sensibilidad de su composición. Sin embargo, somos grandes. Unidos en nuestros más grandes ideales nos harán invencibles.


Por Él y en Él.
En Bogotá, República de Colombia a los 21 días del mes de Marzo del año 2009, año masónico 6009.

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